En Muxía no hay uno, sino dos Corpiño, que estructuralmente son muy parecidos.
Son dos oteros graníticos de forma sensiblemente elíptica, con la misma cota (69 metros), separados unos dos kilómetros y que forman sendas atalayas en el mar con orientación parecida, N y NNE.
El más occidental, de mayor superficie y más acosado por la urbanización del pueblo, muestra en superficie grandes bolos berroqueños de hasta cinco metros y en muchos puntos el batolito desnudo con diaclasas ortogonales, lo que indica que nunca tuvo un suelo profundo. Más curiosa es en este montículo, la persistencia de una gran red de corrales de entre 50 y 200 m2, elaborados en piedra local, con callejas o estradas no aptas para carros y que pudieron ser usados también como huertos hasta hace medio siglo.
En su extremo Norte que llaman “Punta da Barca”, está la “Pedra de Abalar” (piedra de sacudir)
El otro está completamente cubierto por matorral, arbolado autóctono y plantaciones industriales, por lo que es difícil aventurar condiciones de su superficie.
Hay tres o cuatro “corpiños” más entre Pontevedra y Coruña, todos lugares elevados en dos de los cuales hay sendas ermitas, una “de Virxe de Corpiño” y otra del Santuario de la Madre de Dios. En la imagen de Google Esrth.
En el resto de España no hay ya más “corpiños” y hay que bajar hasta la zona de Ronda para encontrar algo como “Garapiño” (“gara”, elevado) que es una cumbre secundaria (983) de otra destacada (1001) llamada “Ahillón” (mirador) y al entorno de Plasencia, para dar con la Charca del Campiño al pie de un cortado.
En Orense hay El Campiño, otero con buenas vistas, nombre que se repite en un pico cerca de Cifuentes (La Atalaya) y un tercero está en la lima entre Teruel y Castellón, en otro pico destacado con 1655 m. y vistas dominantes.
“Kor, gor”, es antes que nada la raíz que indica dureza (“haitz kor”, peña dura, hacha) y que encaja con los oteros graníticos y de otras rocas duras.
“Piño”, “beiño”, “beño”, se encuentra cada vez más relacionado con lugares con amplias cuencas visuales, como las Peñas del Garabeño, en lo más alto de los Muniellos asturianos.
Según estas posibilidades, “Corpiño” podría ser algo así como “mirador de roca dura”.
Pues a tener en cuenta esta interpretación, pues aunque con KOR lo he tenido claro desde hace un tiempo y que no se distancia mucho del significado que aportas, lo de -PIÑO me tenía un poco despistado. Mi primera impresión es que era una variante de PEÑ que traduzco como Peña o, quizás como «pequeña peña», por lo de «iño», que suena a diminutivo. La idea de una peña mirador es interesante porque, en este caso describe la función de KOR que es una piedra importante, con «transcendencia». Así es una peña de roca dura que hace de mirador o desde la que se puede otear el horizonte. Interesante interpretación.
jose luis, nuestra vocación es la de sugerir posibilidades basandonos en indicios y trabajando con la abstracción. En Bermeo, donde viví hasta los quince años, había una coletilla en Euskera: «aillo» para explicar que no estabas distraido, sino observando. Hace unos quince años, pasando por una carretera secundaria de Jaen, vi que señalaban el monte Aillo (como el Ayllon de Guadalajara) y tenía unas vistas espectaculares. Esa asociación de ideas me llevó a descubrir muchos mas.
No es muy académico, pero la intuición funciona.
Javier
Ciertamente, incluso muchas veces tenemos la intuición primero y luego queremos explicarla con los protocolos que exige lo académico.
Si, pero habiendo argumentos claros, el academicismo es fácil de torear.
Hola Javier,
pues a mi también me ha sorprendido lo de Pino-Piño como otero. ¿Puede tener sentido para algunos topónimos con ‘Ben’ ? yo los venía interpretando como ‘monte’. Por ejemplo, el monte Benacantil en la ciudad de Alicante, que su valor como otero es innegable, hasta lleva encima el castillo de Santa Bárbara . Sin embargo había otras veces que difícilmente puede ser monte pero sí un otero, como algunos ‘Ben’ de la Serranía de Ronda (Benalauría, Benadalid,…). Particularmente conozco bien el primero, y me sorprende en este caso lo que se ajusta. El pueblo tiene como 4 ángulos desde los que se observa una buena parte del valle del Genal: ahora lo entiendo como Bena lau uri a, o ‘cuatro oteros del río’.
Esto nuestro es investigación, no se trata de sobar cosas ya citadas y recitadas, así que hemos de estar abiertos a sorpresas que generalmente son negativas, pero a veces sorprenden por la claridad con que nuestros antepasados nominaban a los elementos.
Benalauría está colocadita como en un balcón que mira al oriente y a su espalda hay un notable cerro que da vista a 360º.
Hay mucho que investigar y lo hay en muchas disciplinas, una nada dspreciable es la de los hábitos o tendencias de evolucionar los sonidos según modas de largo recorrido.
Saludos