En el valle bajo del Tiétar, al Norte del embalsito de Mariagüe que recoge aguas del arroyo Santa María, hay una zona de forma sensiblemente elíptica y unos 4 km2 de extensión en la que aparece repetido el topónimo La Covacha.
El lugar no puede albergar cuevas porque ni su relieve ni los materiales de la superficie son de los que generan o conservan huecos o galerías; sin embargo, tanto las formas curvilíneas del perímetro como el trazado ortogonal “perfecto” de las parcelas interiores, denuncian que el lugar pudo ser antiguamente una laguna somera que se formara en las épocas húmedas y que en época reciente fue colonizada para explotarla en régimen de regadío.
Esa evidencia es reforzada por el hecho de que como contraste a lo anterior, las parcelas cercanas de pastos, agricultura de secano o incluso las de regadío, presentan formas mixtilíneas como corresponde a la forma tradicional de enajenar y consolidar el suelo explotado. Además, en el mismo entorno analizado se pueden apreciar hasta una docena de lavajos, balsas y pequeños embalses generados mediante la acreción de los bordes, la mejora y conducción de aportes de agua e incluso con la creación de pequeños diques.
Todo ello apunta a que el nombre repetido de La Covacha (es decir, una cueva de pequeña dimensión), pudo haber sido anteriormente “Lako batz a”, donde “lako” es la denominación genérica de varios tipos de acumulación de agua superficial, “batz” significa conjunto, reunión y la “a” es el artículo, con lo que el significado del topónimo sería “El conjunto de lagos”.
Es casi seguro que cuando nuestros antepasados denominaron así al lugar, ya no era el lago “integral” que fue previamente, sino un conjunto de una veintena de lagos menores que iban mermando su tamaño al ritmo que el fondo se colmataba.
El Euskera puede intervenir con cierto éxito como complemento de la geología del Cuaternario y especialmente la del Holoceno época en la que es posible seguir algunos fenómenos como hundimientos de poljes, grandes deslizamientos, apertura de fallas o cambios en los sistemas hidrográficos, algunos evidentes como la zona vitoriana llamada Lakua, ahora urbanizada o algunos de los lugares llamados La Guardia, que nada tienen que ver con batallones ni regimientos, sino con la presencia relativamente cercana en el tiempo, de lagos ahora drenados y explotados para la agricultura.
Muchos otros lugares con nombres del tipo La Cueva, La Cuadra, La Cualdea, La Cuarenta, La Cucuta, La Cuerda, La Cuevaza, La Culebra, La Cuna, La curruca, La Gua, La Guadaña, La Guardiola, La Guarniz, La Gubia, La Gutierra, La Guzmana, La Guariza, Lakute, Lakumulatu, Lakuntza, etc. están esperando ser analizados para comprobar si en sus entornos hubo o no fenómeno de aguas, un desafío para los aficionados a la hidrología, la sedimentología, a la palinología y al clima, que pueden obtener una gran ayuda desde el Euskera.
Eu!
Propongo:
Lakuntza= laku entzi, lago colmatado.
La Güera, paraje a añadir al estudio. Está en el Burgo de Osma, Soria.
¡Gabón!
Tenemos trabajo rescatando esos lugares; ánimo Ricardo.
Beti pentsa izan dut, zenbat zor dieten borroka egin duten antzinakoeri, oraintxe bertan nik hizkuntza hau hitz egiteko aukera eman didatelako. Aze pribilegio, harrotasun eta erantzukizuna!
Nere izaera burugogor honek, beti; esaten didaten guztia, ez sinistera edo aurkakoa egitera bultzatzen nau. Baina zurekin ezin dut, naiz eta ahaleginak egin; arrazoi gehiegi ematen dizkidazu.
Ez dakat zalantzarik, gure antzinakoak burua altxatuko balukete, erabat harro egongo liratekeela zutaz: Euskera hizkuntza, dagokion lekuan jartzeagatik.
Eskerrik asko Jabi!
Eskerrak zuri; nire lan apala (urte askotako lana, nire aitak irakatzita), gure abazaharren hitz ahastuak ateratzea da.
Me parece muy adecuados los razonamientos que haces y que coinciden con lo físico. No es raro, la toponimia guarda miles y miles de casos que con mas o menos trabajo y acierto, se pueden descifrar. Yo no paro de animar a los que tienen interés y además se les asoma el don de «oler» donde hay mensaje.
Zorionak.