Relación de topónimos españoles con el inicio “santo” y evidencia de que no se trata de hagiónimos.
La relación de topónimos que se acompaña, recoge solamente las formas en “Santo”, obviando aquéllas en “San” y “Santa”, demasiado abundantes para realizar una extracción representativa.
Muchas de las mostradas, son muy abundantes. Así como otras son únicas.
En conjunto evidencian que el morfema “santo”, bien aparezca solo, al final del nombre o al principio, no es sinónimo de referencia a la santidad.
- Santo
- Santo Alto
- Santo Ángel
- Santo Cardo
- Santo Cebolloso
- Santo Chán
- Santo Ciervo
- Santo Cotillo
- Santo de Juana
- Santo de la Mena
- Santo de las Hiruelas
- Santo de las Monjas
- Santo de Miño
- Santo del Carro
- Santo do Crego
- Santo Erreka
- Santo Logama
- Santo Medero
- Santo Molino
- Santo Moreno
- Santo Negro
- Santo Parradas
- Santo Parrilla
- Santo Rojo
- Santo Roto
- Santo Tiso
- Santo Tornil
- Santo Vega
- Santo Vello
- Santo Viejo
- Santo Viña
- Santo Vivo
- Santo y Soledad
- Santoalla
- Santobaja
- Santobortón
- Santochillo
- Santocina
- Santocoba
- Santogurucia
- Santoíño
- Santojo
- Santolage
- Santolinos
- Santolís
- Santoluño
- Santomadero
- Santomera
- Santomil
- Santones
- Santoña
- Santoñuca
- Santoñuela
- Santopétar
- Santopitar
- Santoportilla
- Santoral
- Santorales
- Santorcal
- Santorcaría
- Santorcate
- Santorcaz
- Santoréns
- Santorgamo
- Santorgo
- Santorico
- Santormán
- Santortijano
- Santos
- Santos de Piedra
- Santos Garrote
- Santos, Los
- Santoseso
- Santosma
- Santotís
- Santotiso
- Santoval
- Santovenia
- Santoveña
- Santoya
- Santoyo
A ver, entiendo que lo que pretende este señor es subrayar que hay muchos casos de topónimos peninsulares (porque en Portugal también lo hay) en que, efectivamente, nos encontramos ante el fenómeno denominado «etimología popular», o sea, una deformación de un topónimo provocada por el parecido con «santo», y hay casos muy interesantes aquí no indicados, como Samboal o San García. Pero no se trata de «o todo o nada», no me parece una postura honrada ni científica. La frase «no es sinónimo de referencia a la santidad» estaría mejor puesta así: «no siempre es sinónimo». Y además la única «evidencia» indicada es una enumeración necesariamente incompleta (como bien se indica) de topónimos, seguida de una afirmación categórica. Muy temerario. Lo correcto es investigar caso por caso y, si no se sabe, no lanzarse a la piscina sin tener conocimientos de filología. Pero ya he podido comprobar el poco respeto que se tiene por nuestra disciplina desde otros campos del saber científico, donde cualquiera entra, opina, y hasta nos ridiculiza. En varios de los casos arriba expuestos sí que se sabe con certeza qué santo está detrás del topónimo (ej.: Santoña> Santa Eufemia; Santorcaz> San Torcuato; Santoyo> San Juan). Pero por favor, esto no se debe a que los filólogos tengamos una imaginación calenturienta o nos dejemos arrastrar por prejuicios políticos o religiosos y veamos santos donde no los hay (sí, ya sé que ha habido muchísimo intrusismo en nuestra profesión, así nos va), sino, más sencillo aún: porque hay documentación que así lo demuestra, y, además, porque ya conocemos con bastante profundidad las reglas de evolución de la lengua, dado que llevamos investigándolas un par de siglos. Quede aquí registrada esta mi protesta formal, aunque quizá sea demasiado tardía.
Señor Carreras: Si por «ese señor» te refieres al autor de Eukele, entre otras cosas pretendo decir que la Toponimia es el mayor yacimiento de información prehistórica, cultural, social y económica, muy por delante de crónicas, registros, epigrafías varias y conjeturas que se han hecho desde hace quince siglos, pero que no hay fenómeno alguno que pudiera llamarse «etimología popular», sino un proceso general de disolución de una lengua primitiva, muchos de cuyos rasgos se han trasladado a otro soporte, el cual ha sido mal interpretado por el mundo culto, obsesionado con proyectar casi toda la información sobre Latín y Griego y el resto sobre Árabe y Godo, olvidando la herramienta principal, el Euskera.
Por supuesto que la redacción es mejorable, pero el autor tiene derecho a usar «modelos literarios» cuando quiere llamar la atención de algo especial.
También quiero decir que hay sectores y disciplinas culturales que son mas responsables que otros del desaguisado general en el que está sumida la Etimología y Toponimia en España (y en los países cercanos en los que la conozco), disciplinas como algunas de las ramas de letras que son absolutamente seguidistas de la corriente oficial, sin un solo elemento crítico que denuncie este desorden.
La Toponimia del suroeste europeo, solo puede tratarse desde una acción multi disciplinar (no es ´para nada- un dominio de lingüistas o filólogos, aunque tengan algo que decir), pero la herramienta principal para cualquier avance, es el Euskera. Sin conocer esta lengua y sus 1.600 raíces, solo hay posibilidad de intervenir en los escasos neologismos.
Finalmente, muchas de las reglas de evolución que cita en su protesta, o son inválidas, o son al revés y se han deducido y arrastrado durante dos siglos, careciendo de los registros que podían demostrar lo contrario, achacando al Latín una condición precursora que no tiene, solo porque no había otros datos del mismo tipo.
No es tarde, estamos a tiempo y es necesario reconocer el trayecto para saber de donde venimos.
Saludos.