Uno de los lectores de mi Diccionario Etimológico Crítico del Castellano que leía el tomo correspondiente a Alimentación, consultaba a mi editora, Sofía sobre la ausencia que notaba en las explicaciones a la palabra “café”, en el sentido de que no citaba una forma de llamar a esta infusión en algunas partes de Euskalherría, “akeita”. De cualquier manera, a continuación se aporta un vistazo de lo que explica el Diccionario de Alimentación para el café.
El motivo de no citarlo es porque lo que se analizaba era el Castellano y no las acepciones del Euskera para cada voz; no obstante, toda información que no intoxique es buena, así que aprovecho la circunstancia para hablar más sobre “akeita”.
En mi infancia y en mi casa, llamábamos al café de ambas formas, “kafe” y “akeita”. El primero, más a menudo a la taza de desayuno (entonces los niños tomábamos café con leche y sopas de pan) y el segundo al café de sobremesa en taza pequeña, solo o cortado y -a veces- con un chorrito de coñac.
Aita era de Bakio, donde se usa mucho esa fórmula y es posible que lo usáramos por eso, ya que en otras casas no se usaba.
Los diccionarios vascos citan “akeita” como un neologismo y como nombre alternativo, pero eso no le quita valor ya que todas las voces han sido neologismo alguna vez; yo creo que proviene del parecido de los granos verdes de café con las garrapatas, como se puede comprobar en las imágenes siguientes.
Se sabe que el café es originario de Anatolia y Somalia y es probable que hace 10 o 20 mil años allí se hablara Euskera y le pusieran el nombre principal, “kafé”, por la afición de las cabras a comer sus granos, extremo que también señalan otras leyendas.
El nombre se quedó allí como endemismo y milenios después lo trajeron los turcos, así que, al ver los granos pelados de color canela, a nuestros pastores les recordaron la forma, color y tamaño de la garrapata que atormentaba al ganado y le llamaron así, de forma socarrona, como al insecto.
En las imágenes adjuntas se puede comprobar la analogía entre el parásito y los granos, siendo lo más probable que el nombre traído por los turcos consiguiera más arraigo, pero también se conservara en algunos Euskalkis el seudónimo aplicado por pastores o caseros, que ha cuajado incluso en nombres de cafeterías y en marcas de café tostado.