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Albarda

Albarda (Utensilios y aparejos)
Estructura simétrica doble que permite la carga equilibrada sobre el lomo de los semovientes.

Desaparecidos los animales de carga de nuestras calles y caminos, hace ya casi cincuenta años que –con ellos- desaparecieron las albardas y el recuerdo de su sencilla funcionalidad.

Hechas de cestos de castaño, avellano o mimbre, algunas veces con cajas de madera machihembrada de las que llegaban a los estancos y apoyadas en arneses de hierro o madera sobre unas almohadas sobadas, eran una solución inmejorable para cargas de todo tipo a espaldas de burros, mulos y caballos que podían correr o trotar por caminos, vadear riachuelos o subir escaleras con la carga a cuestas.

En los años cincuenta la versatilidad logística era máxima; recuerdo que para un viaje de seis kilómetros, hice los cuatro primeros en la caja del camión del panadero de Bakio que volvía a mediodía al horno con el pan vendido, devolviendo –de paso a sus caseríos- una docena de aldeanas que contaban una y otra vez la ganancia de la vendeja, sentadas sobre sus cestos vacíos y los dos siguientes –hasta el faro- en la albarda derecha de la burra “Txikita” de mi tía Isabel, mas o menos como el niño de la foto.

Nadie puede dudar que la albarda, la variante rígida para animales de la adaptable alforja para humanos, sean antiguas, tan antiguas como la doma y el tejido y tan recurridas como útiles han sido hasta que los motores de explosión y las ruedas de goma han despachado a empujones a sus sufridos portadores.

El caso es que si alguien busca etimologías de cualquier cosa que comience por “al..”, está garantizada una oferta árabe aunque sea un disparate evidente y ni siquiera se haya buscado algo en atlas lingüísticos o en el Euskera.

Para la albarda, en apenas una línea sin discusión se asegura que procede del Árabe “barda”, arnés.

Pero en Árabe, al arnés no se le llama “barda”, sino “zafiraton”, para la albarda se dice “sadilon” y a la alforja se la conoce como “djerabon”.

Estas diferencias imposibles de enjugar, son resueltas por los eruditos con el recurso de que “el Árabe Andalusí” era mas rico y en él, si que se llamaba “barda” al arnés.

Esto ya lo decía Covarrubias hace tres siglos del “estragulun” latino, que para los arábigos se resolvía con el verbo cubrir, “berdea tun”, porque cubría las espaldas. Asi, “barda” era una alteración de “berdea”.

Pero Sebastian también “metía el cazo” porque cubrir, tapar, no se dice como él aseguraba, sino “atagtiya”, “litagmy”, así que es sano poner todo esto en cuestión y pensar que lo más probable es que los rifeños que venían con los jeques, hubieran tomado esas voces del rico sustrato ibérico que llevaba milenios llamando con precisión a objetos y acciones.

Dividamos ahora la voz albarda de otra manera. Sea “albo harta”, donde “albo” es cada una de las partes laterales de algo simétrico y “hartá” es la recepción, carga o soporte.

La disimilación de la “o” ante la “a” es muy frecuente, como lo es la sonorización de la “t” en “d”, con lo que “albarda” significa lo que funcionalmente es, “carga a los lados” y nada tiene que ver con tapar o proteger, que son funciones secundarias.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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