La voz alguacil, ya profusamente utilizada en Castellano a finales del XVI, cuando se escribía “algvazil”, la explicaba Covarrubias poniendo en boca de sus asesores de árabe, Padre Guadix y Diego de Urrea, que es alteración de “wasir” (y este, de “visir” vía turca), ministro de justicia, que los moriscos de España pronuncian “guazir”, aunque él (ligeramente pro-judío) daba cierta posibilidad a que “gacil” fuera un tiempo del verbo hebreo Gaçal, prender.
Desde entonces no ha habido erudito ni aventurero alguno que se haya salido de la trocha cómoda de los que siguieron al de Lebrija (como Sebastián) y les ha bastado con citar con más o menos precisión lo que explicaban aquéllos para no tener que cansarse la cabeza ni buscarse enemistades entre los que ven los escritos antiguos como el faro que guía y que marca el rumbo; algunos, como J. Coromines, incluso explicaban que la raíz árabe consonante “w-z-r” del “wasir”, lleva la idea de soportar un peso[1] y en la España morisca del siglo XIII, se consideraba que el gobernador de una ciudad aguantaba una carga, así que, primero a él y luego a sus subalternos se les llamó “algvaziles”.
En Castellano apenas hay otras formas, a no ser la que se considera vulgar y errónea, “aguacil” y en Catalán la forma más corriente es “algutzir” aunque aparecen otras como “alguazir, agusil, algetzir, algotzil, agutsil”, pero en Portugués y Gallego se prefiere “xerife” y en Euskera no oficial se dice “aguaxil” (similar al “aguacil” castellano), no llegando la pretendida forma original “alguacil” más allá de la península, entre otras cosas, porque en el propio Árabe al agente local se le llama “sharif” (شريف) y es la forma más recurrida y consolidada en numerosos idiomas germánicos, latinos, bálticos, eslavos, etc. con algunas excepciones del africaner, algunos celtas, Islandés y poco más.
Así que el “algvazil” o sus variantes solo se han conservado en España. Imagen de Alguacil de finales del XVIII, con su vara de advertencia en la mano como uso previo a la espada. Portada.
El “Sherif” de las películas del Oeste y de todos estos idiomas citados tiene una defensa cómoda para ser derivado de ese “sharif”, aunque los británicos plantean su procedencia de “shire reeve”, pronunciado “sherrif”, juez de condado, juez local, pero no se entra en esta pelea, porque el Euskera tiene poco juego en ella, a diferencia de lo que pasa con el alguacil, que admite otros razonamientos.
La cosa es que el alguacil no es un gobernador sino un agente local que en teoría se limita a “echar mano” a los delincuentes con el delito fresco, es decir, no es un policía de persecución más allá de su ámbito, por lo que en la época de la Ilustración también les llamaban “corchetes” por el hecho de apresar, así que la explicación por el Euskera se basa en dos conceptos.
Uno es la rapidez, la actuación inmediata, que en esta lengua se traduce por “agu-agud”.
Otro es la idea de atrapar, predar, prender, “atzi”, donde “atz” son cada uno de los dedos o garras y “atzi” es el plural, terminando el constructo en “eil”, ejecutor, de manera que “agu atzi eil” y especialmente su forma contracta “aguaxil” indica la acción rápida de atrapar algo o alguien.
Tras llevarlo ante la justicia, su labor ha terminado.
[1] Es curioso que en Euskalherría se consideraba a los “aguaxiles” como paradigma de comodidad sino de vagancia, antítesis de carga o esfuerzo, tal como decía el estribillo sobre Martín: ¡A la jota Matxín, que es un galopín…que por no trabajar…se ha metido “aguaxil”