Hoy en día un alijo es –exclusivamente-, un apresamiento de mercancías ilegales por las fuerzas de seguridad.
Pero las palabras mudan su significado con los nuevos hábitos y olvidándose viejas costumbres y formas de vida, los viejos mensajes pueden llegar a quedar solo en los libros antiguos.
Es muy probable que esto haya sido lo sucedido a la voz “alijo”, que solo existe en Castellano con tal sonido y para la que se ofrecen en los idiomas cercanos significados no coincidentes, aunque relacionables, como “escondrijo”, “registro”, “apresamiento”, etc.
Lo más cercano a “alijo” que puede encontrarse en bibliografía antigua, es “alijares”, con un significado equivalente a “ejidos” o incluso a lo que se llamaban antiguamente “dehesas boyales”, unos espacios públicos cercanos a las poblaciones, que se caracterizaban por ser frescos, tener agua corriente y porque los ganados locales o de paso, podían solazarse, sestear, descansar y pastar con pleno derecho y sin importunar a nadie.
Las explicaciones apresuradas para este sustantivo y verbo, se empeñan en que procede del concepto latino “levis” a través del Francés “alleviare”, es decir, “aligerar”, con el sentido figurado de que la policía “aligera a los bandidos de su carga”, aunque si se hurga entre las formas que usan Portugués o Rumano e incluso en las sugerencias de otras lenguas, la idea se acerca más a lo escondido, a lo no esperado.
Es decir, en la idea de alijo, está más presente la sorpresa de lo encontrado, que el hecho de que se descargue de un barco o un camello.
Así, surge la posibilidad de que la raíz “alí”, básica en la descripción de recursos alimenticios y que en el antiguo Euskera formaba el eje y paradigma de lo comestible, se refería esencialmente a los pastos frescos y abundantes, voz que completada con “jó”, acción y efecto de dar con algo, de resolver una cuestión, viene a decir que “alí jó” es la circunstancia de dar con pastos abundantes cuando no eran cabalmente esperados. “Alijo” era un suceso feliz que aportaba de repente una riqueza en forma de alimento para los rebaños, lo que es lo mismo, solución momentánea para la tribu.
En este sentido, los “alijares” que citaba Covarrubias, tienen un hilo conceptual coincidente con el “alijo”.