Agricultura Euskera Prehistoria

Aprisco

Ya apenas se oye la palabra aprisco porque hace treinta años que las ovejas viven estabuladas, hecho que me contaba como un gran triunfo hace un cuarto de siglo un ingeniero cuyo suegro había cedido a la presión de la familia y “entrando en razón” se avino a no salir mas con el rebaño, para lo cual le hicieron una preciosa nave con sus silos y bebederos…

Aprisco nos dicen los sabios de galería que tiene que ver con las apreturas que los propietarios someten a las ovejas al llegar a casa y ser entregadas por el pastor, porque la codicia de aquéllos les impedía ampliar la cuadra, vicio que ellos disimulaban ante las preguntas de los visitantes diciendo cínicamente: “…con este clima a ellas les gusta estar pretas… además, dan mas leche…”.

Las excesivas apreturas son motivo de merma de salud (moquillo, modorra, tuberculosis, artritis…) y de muchos abortos, por lo que eso de que el aprisco viene del apriete se lo creerán otros.

Bueno, en realidad dicen que aprisco viene del verbo apriscar y éste, de “apressicare”, una vulgarización del “aprimere” latino.

Como ese palo necesita mucha jarcia, se inventan una raíz Indo Eusropea, tal que “per” (de percutir) y ya tienen cable para otro tiro.

Todo esto, desde lo del paisano de las ovejas a lo del académico con letra en la silla, es pura y descarada invención que la ejecutan de forma supina para desanimar a cualquier insensato que quiera alegar algo.

No hay nada parecido en las lenguas cercanas y no lo hay ni en forma ni en concepto, de no ser en el Francés, cuyos estudiosos tampoco “dan” con el origen de su “bergerie” y se deshacen en disquisiciones, perdiéndose en el siglo X, donde pensaban encontrar alguna clave.

Para entender estos dos nombres hay que partir de la apelación genérica del ganado en Euskera, “abere”.

“Abere z ko” es una forma recalcada de decir que “eso”, ese espacio, corresponde al ganado, su contracción pasó por “aberesko”, “apresko” y “aprisco”.

En francés, se ha perdido la “a” inicial en la frase “abere gel”, “abere ger” (donde “gel-ger” es la raíz del sedentarismo, de quedarse, permanecer en un lugar), así quedó “berger” y su genérico o plural indeterminado, “bergerie”.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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