Espasmo doloroso del vientre, que se asigna (según su etiología) a diversos órganos y a varias disfunciones.
Si alguien quiere saber su origen, no quedará satisfecho con las explicaciones académicas, que –olvidándose de que en Latín se llama “abdominalis”-, rebusca en el “latín tardío”, donde a ciertos cestillos o coladores bastos se les llama “colum” y entienden que el colar viene de ahí y –por extensión-, la parte de intestino que evacúa las heces, se llama “cólon”.
Es decir, primero es el cestillo y luego el poner nombre a un órgano con una función tan clara… ¡De necios!.
Los que hemos tenido familiares dedicados a la trata de ganado, sabemos de lo frecuentes que eran los cólicos estomacales para los animales que habían comido hierba fermentada y cómo los “tratantes” avezados sabían punzar los inflados estómagos rumenales (ver dibujo) de los animales para extraer sus gases y evitarles la muerte.
Esa “delicada” práctica que en Castilla se conoce como “desimplar el buey” es antiquísima y tal como ahora la aplican los Masai y otros pueblos ganaderos, antes de que Roma fuera un imperio, la manejaban los criados de celtas, etruscos, ligures e iberos, punzando con precisión la izquierda de los abdómenes de los animales bajo cólico con una lezna tubular para extraer la presión que les impedía respirar.
Un recorrido por la Europa próxima nos muestra que casi todas las lenguas latinas, germánicas, eslavas o bálticas usan expresiones en las que solo cambia la epigrafía o la localización del acento, perviviendo en todas ellas la raíz “col-kol”.
Excepción son el Latin y su cúrsil “abdominalis” y las lenguas indias, entre las cuales junto a formas cercanas como “kalo, kalika, kolika”, conviven lejanas como “sulabedana” o la Hindi “udaras hool”, cuya parte final nos recuerda la esencia del “kol” en Euskera, es decir, un agujero, un coladero.
Así, aunque los pro latinos juran que su “colicus” viene del Griego “kolikos”, esta voz griega se refería a las patas del animal, no a un proceso gástrico, por lo que todo el edificio ha de ser puesto en “prevención” por sospecha de fraude.
En esta situación, se sugiere que tanto el tramo de intestino “cólon”, como todos sus posteriores derivados, incluidos los cólicos, proceden de la raíz vasca “kol”, pasadizo, punto de evacuación y “koloi” (donde “oi” indica habitualidad, frecuencia) es la descripción precisa del órgano evacuador, voz que igual que otras muchas muy comunes, acabó dando en “kolon”.
Igualmente, “koli ko” es lo referente, lo correspondiente a la evacuación, el sistema que fallaba a bueyes, yeguas e incluso ovejas y que nuestros antepasados aprendieron a conjurar.