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Collado ó «coyao»?

Los chavales que seguíamos el Tour de Francia en la televisión precaria de los años sesenta, nos sabíamos todos los grandes puertos de montaña, los “Col” de los franceses: Turmalet, Alpe D’Huez, Portet D’Aspin, Gran Colombier, Col du Galibier, hasta el Col de la Bonette.

 

¿Sabías que no hay santo alguno de nombre Glorio y que los hipercultos se han inventado que antes el paso era de San Clodoveo (Clovis)?. Imagen de portada del Puerto de san Glorio (el único lugar en que he visto al lobo en libertad).

 

 

 

Sabíamos que “col” equivalía a cuello en Francés y aunque no se veía gran relación entre aquéllos puertos y cualquiera de los cuellos imaginables, la profesora de Literatura nos dijo que “col-collis” es el nombre del cuello en Latín y que de ahí viene el nombre del puerto de montaña francés, aunque no supo explicar la relación entre un paso de montaña y un cuello.

 

Solo teníamos diccionario inglés y francés, así que las comprobaciones terminaron tan pronto como verificamos que en Francia, además de “col”, a los puertos de montaña se les llamaba “cou”, cuyo equivalente polivalente inglés era “hill” que no parecía venir de ese Latín, cosa que ahora, sesenta años después vuelven a plantear los entusiastas del Indo Europeo que ven que “puede que sí…”, porque ven rastros del proto IE como “kjhnis”…  y por tanto pariente de aquel Latín.

 

¡Vaya tíos!.

 

También el Catalán usa “coll” y otras lenguas latinas, excepto el rumano, formas parecidas con lo que las cosas así, parece estar el marcador siete a uno a favor del Latín y su “col collis”, pero el recurso al sentido común recomienda recapacitar y pensar qué pudiera tener en común el cuello de algún animal con un puerto de montaña…. ¡Nada!.

 

Un puerto de montaña es un área en la que las cumbres de una hilera de montañas, de una Sierra o Cordillera, rebajan apreciablemente su altura respecto al resto del accidente geográfico y eso hace al lugar atractivo no solo para los animales silvestres terrestres que desean cambiar de entorno cada temporada, sino de muchas aves que evitan tener que remontar cumbres más altas. Hay certeza de que la mayor parte de nuestras vías pecuarias tienen tramos esenciales en los correspondientes puertos de montaña (no quiero llamarles cuellos, porque la idea de cuello solo la veo reflejada en algunos tramos muy estrechos, en algunos desfiladeros, que no suelen estar precisamente en los collados, donde las formas son más de “silla de montar” como la de la imagen en la que se representa en rojo el “punto de collado”, sino en los barrancos o desfiladeros profundos).

 

 

En la foto, Collado de Somosierra, 380 metros más bajo que sus cumbres cercanas.

 

Los humanos han sabido esa debilidad de las bestias desde siempre y los puertos de montaña han constituido cazaderos importantes hasta que la civilización actual ha alterado la dinámica natural con la disculpa del progreso.

 

Finalmente, ya en la época en que triunfó el sedentarismo, los puertos y collados fueron paso duro e inevitable de reatas de muleros y poco a poco, de carros y de camiones que los han visitado continuamente hasta que las tuneladoras han horadado las montañas cientos de metros más abajo, dejando los collados para las carreras ciclistas y los románticos.

 

Peo, si “collado” no deriva de “collis”, ¿de dónde sale?

 

Mi impresión es que lo correcto sería llamarle “coyao”, como lo diría un andaluz salado. “Coyao” que suena casi como “goi ao”, donde “goi” son los altos, la línea de altos y “ao” es el apócope de “ago”, una boca, un hoyo, un bajón en la silueta de la cordillera.

 

Ese “goi” está en el apellido del pintor Goya (los altos) y en infinidad de lugares y es una forma correcta y ajustada para llamar a esa depresión parcial. Luego, la ortodoxia de nuestros gramáticos ha ido escuadrando las redondeces del idioma y ha transformado el “coyao” en un cursi collado, procedimiento que cualquier día aplican a Bilbao y nos lo dejan (como dijo mi amigo Marci) en Bilbado.

 

 

Así es la Academia.

 

 

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

2 Comments

  • Cuánto tiempo maestro, de casualidad me he topado con este collado hoy, buscando otra cosa entre tus perlas.

    Yo me hacía a la idea de que Collado venía de GOI-ATE, o altos de paso…. o GOI-ATE-O, altos de paso alto… creo que puede ser buena alternativa.

    Un fuerte abrazo y que todo siga estupendamente!

    • Muy bien, Paco cada descubrimiento te da ánimo para seguir intentándolo con otros que se resisten. Llevo más de dos años tras la «cúspide» y no dejo de pensar que si no lo resuelvo yo, cada vez hay mas de nosotros buscando respuestas como ese «goi ate».

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