Que cuñado se parezca a “cognatus”, bien, pero que nos quieran hacer creer que algo que no tiene coherencia alguna, sea como los intérpretes de la lengua quieren que sea, no puede ser.
No puede ser que alguien que está claramente fuera de la línea sanguínea se venda como “consanguíneo”, es un insulto al sentido común; es trasladar a los antiguos un error mayúsculo, que solo está en nuestra cultura actual llena de carencias.
Esa explicación es un disparate y no puede ser.
Solo el Catalán y el Portugués utilizan “cunyat”, “cunhado” porque los demás idiomas latinos recurren a los “fratem, frate, frére, fratellu, irmán…, hermano “de ley”, como lo hacen otras lenguas, cosa completamente lógica.
Hay que pensar que estas tres lenguas ibéricas, bebieron de otro cazo.
Tal cazo puede ser el Euskera, donde “kun” es el sexo y “ato” es el participio de un verbo relacionado con enlazar, atar, de manera que “kun ato” expresa claramente, “unido por el sexo”, no por la sangre.