Coger es -sin duda- la forma coloquial más utilizada en Castellano para indicar que alguien se apropia de algo, haciéndolo con decisión, así que no es extraño que cuando vemos que en gran parte de Latinoamérica este verbo lleva tal componente de obscenidad que procuran evitarlo es inmediato imaginarse a los conquistadores que siguieron a Colón persiguiendo a mujeres para copular mientras el coro gritaba ¡cógela, cógela!.
Poco después Covarrubias, ante la gran diferencia de los verbos latinos con idéntica intención, “capio, rapio, prehendo”, salía del compromiso diciendo que ese coger era una alteración estética de “colligo”. Cuatro siglos después, las grandes inteligencias de la Academia certifican lo mismo, no vayan a pensar los lectores que hay dudas en ese ente.
Tomar le sigue en intensidad de uso, especialmente cuando se hace como imperativo y no deja de ser igual de disparado el itinerario que se marcan unos y otros de los que comparten la gran mesa de las palabras para explicar que una voz tan contundente como fácil de recordar y pronunciar de la que no les gusta la propuesta de Covarrubias de relacionarla con los tomos de libros y con el Griego, planteando que se debe a la alteración de “autumare”, decir, que contaminado con “aestimare”, pasa a significar algo así como considerar, estimar, tomar a uno por algo… Para darles Matrícula de Horror.
Para prender, algo parecido. Aseguran ser voz patrimonial latina aunque quieren diseccionarla según “prae”, antes y un “hendere”, agarrar, término inventado que lo llevan ante las raíces indo europeas que “debieran ser” y así lo relacionan con la hiedra (“hédera”) porque se agarra y siguiendo con la poesía, prende el fuego ya antes de que se eche la madera.
Asir no es tan recurrido, pero nuestros sabios se quedan calvos, pelones. ¿No se les ocurre decir que deriva de “ansa” (asa en Latín)?. Pero si asir es coger algo por los pelos, es la forma menos segura de coger algo…
Elegir está un paso antes de tomar o coger, pero es muy interesante cómo se esfuerza la erudición para sacar agua de una esponja seca: “Eligere”, de “eligo legi lectum”, más cerca de “e ligare”, arrancar, despedir… que de otros verbos equivalentes como “triar, choisir, choose, scegliere, escolher, a alege…”, sin embargo el “choisir” francés, que ellos mismos sugieren que puede venir del antiguo “coisir”, pero se van al Norte a buscar parientes como “kiezen”, al cual un buen tratamiento puede hacerle similar a “chosir”, ¡claro que si!.
Pero ahí mismo, a cien kilómetros de Francia en el valle del Butrón, se conserva virgen la forma “koizú” del Euskera, quizás la forma central y más equilibrada de todas las que hay para decir que alguien se lleva algo…
“Hartu, harrapatu, etzi, tori,,,” son otras formas actuales para distintas precisiones del proceso de coger algo, a las que habría que sumar las que se explican hoy y que nos deben abrir los ojos para adaptar nuestra mentalidad a otros paradigmas que los del magnífico imperio romano y las democracias griegas, porque la prehistoria ha creado voces tan precisas como la necesidad que tenían de ser eficaces en sus objetivos.
En cuanto a atrapar, prefieren entregarse al Francés “attraper”, capturar, justificándose con que “trap”, “trepp”, abunda por el Norte de Europa con significado de trampa, en lugar de darse un paseo por cualquiera de los puertos, peñas y rasas litorales vascas en las bajamares, donde podrán escuchar preguntarse a los niños que juegan en las pozas, “zer atrapazu?” (que has cogido?), preguntando por las quisquillas que llevan en su cubo.
La forma original vasca, “harra pa”1) , significa de forma contundente, “garra que se proyecta hacia abajo”, el mismo origen y significado que zarpa, dando a entender que la presa está segura, que no se escapa.
Y metidos en harina, veamos que elegir, acción radicalmente lejana de arrancar, que solo indica que algo te ha gustado, s mucho más probable que proceda del original “ær egi”, donde ese “ær” es el mismo elemento cilíndrico, el dedo, que en este caso “egi”, es hacer su función, señalar.
El lambadismo ha hecho que muchas “r”, pasen a “l”, dando elegir.
Para asir, la explicación no puede ser más elemental. Un dedo aislado con su delicada articulación que lo cierra, se llama “atz”, de forma que “atz i” es sugetar algo delicadamente, con los dedos. Quienes sean habituales del juego de pelota a mano, sabrán que “atziki”, la retención de la bola un instante para dirigirla mejor, es falta, sino un “mal modo”, siempre censurado.
Con tomar, la cosa no es tan sencilla, aunque está relacionada con la raíz “to”, aceptar algo, que suele ser mucho más frecuente en la forma imperativa o de invitación, “to (r) i”, con la “r” intervocálica y la partícula “i”, pronombre personal, rezando “tómalo”.
Igualmente, el “to ma” que ha perdurado en el Castellano, “to” es la acción de hacerse con un elemento y “ma” es la generalización, muy adecuada en la forma vulgar “tomar” o “tomad”.
Hay que estar muy ideologizado para proponer que el sencillo y elemental tomar haya venido de una historia rocambolesca a través del Latín “autumare”, creer o de “timare”, robar.
En cuanto a prender y aprehender, se forman por la concatenación de “perré” más “ende”.
La primera, relacionada con el esquivo origen del nombre del perro, tiene que ver con el mellado que producen unos dientes u otro objeto duro sobre una superficie más blanda y “ende” no es otra cosa que el producto, la consecuencia de un proceso; así, “ende” son las crías, los recentales de un rebaño, la “har ende” (o arriendo, renta) que se paga por el uso de un local o la prenda, algo muy ligado a alguien, así que prender es una forma más contundente que asir
Las soluciones las tenemos aquí cerca. Otro día, capturar.
El verbo aprender, que los de la Rae hacen proceder del latín aprehendo, también tendría relación con prender. Recordemos que aprender en latín se dice disco, edisco, addisco.
Un abrazo Jabi
Cierto, aprender es una imagen mental que remeda el coger algo físico.