Agricultura Economía Euskera Prehistoria

Ende

Hay adverbios que solo se oyen de tarde en tarde, como “ende”, este generalmente en la forma “por ende”, que viene a querer decir algo parecido a por añadidura, como consecuencia…
Su origen se explica desde la forma latina, desde la frase transformada en adverbio, “inde”, desde allí, con lo que se acaban las discusiones en tanto alguien no se ponga pesado.
Pero hay, “habemos” pesados que no ven relación a esta explicación tópica con la profundidad que tenía el ende cuando se citaba con gravedad por algún poderoso amenazando con lo que podría llegar.
Pesados que ven que en Catalán equivale a “per tant”, en Francés a “donc”, en Italiano a “cosí”, en Gallego “así”, en Portugués, “portanto” y en Rumano, “prim urmare”, siendo que en el propio Latín, lo más parecido, es “ita”.
Así que -en principio-, como medida precautoria se rechaza eso del “inde” para in a pescar al caladero del Euskera, donde “endæ” es una idea elaborada que tiene que ver con el final de un proceso. Su principal acepción es la que se refiere a un rebaño y a los recentales que se producen, a los corderitos que nacen en primavera, por ejemplo. Luego equivale al “genus”, a la descendencia humana.
El lector ha de imaginarse un mundo primitivo en cuanto a la capacidad de alteración de los sistemas naturales (que es lo que hoy distingue a nuestra avanzada sociedad tecnológica), pero muy hábil para entender los procesos de la Naturaleza e introducirse en su dinámica para obtener la gran ventaja de una supervivencia garantizada. En ese mundo, el pastoreo, el domesticar ciertos herbívoros y amaestrar otros carnívoros para conseguir llevar a los primeros a donde abunda la hierba para “vivir” de ellos fue uno de los primeros triunfos sostenibles (como se diría ahora).
La producción de juveniles con un estricto control genético para mejora de ciertos caracteres raciales era una de las claves para reponer las bajas y los animales sacrificados, así que este concepto fue una de las ideas centrales de la economía: “hasi endæ”, que luego sería nuestra hacienda, es el aumento de la cabaña (“hasi”, es crecer), voz que luego se rodeó de otras muchas, desde el dinero a la moneda y desde la quiebra a la opulencia (que en Latín, también deriva de “ovis”), para complicar el arte perverso de la economía actual que no contabiliza los daños al Sistema Natural.

Este ende que lleva consigo la idea de consecuencia, de remate de un proceso, ha sido eliminado de los circuitos semánticos por esa brutalidad de los académicos latinistas que me recuerdan cada vez más a los mulos que tiraban de los carros hasta bien entrada mi infancia y que eran privados de cualquier visión lateral por aquellos deflectores que les conminaban a seguir su camino sin hacer caso a distracciones.

Por ejemplo, el verbo hendir se nos da como derivado de “findere”, como evolución de la “f” a la “h” y a la nada, pero no es cierto, hendir infinitivo, procede de “ie ende”, hiende, que no es un tiempo verbal, sino la combinación de “ie”, atravesar, pasar a través y “ende”, consecuencia: La consecuencia de atravesar, rasgar, como la leña atravesada y hendida por el hacha.

Hay tanto que corregir en los diccionarios y en las mentes y está tan protegida la bestia, que no es fácil acertar con un descabello que la plaza no ve necesario.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

Deja un comentario

El tamaño máximo de subida de archivos: 10 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.