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Escanciar

Quienes tenemos cierta edad echamos en falta aquella bebida sucedánea de la sidra, refrescante y asturiana de los años setenta que se llamaba El Escanciador y se anunciaba diciendo: “Pruébalo, ye tentador”.

La cuestión es que, según en que zonas, el verbo escanciar es muy familiar y todo el mundo sabe que se trata de verter la bebida (generalmente sidra o perada) desde el morro de una botella elevada a un vaso para que se “bata” y airee, pero pocos pensamos en que las botellas que hace veinte años se tiraban por millones a los vertederos y que ahora se recogen para reciclarlas, hace tan solo dos siglos eran un lujo permitido a pocos, así que el escanciar desde una botella, es algo reciente, muy reciente.
El propio Covarrubias, repasando lo habitual hace tres siglos, no habla de botellas, sino que define el escanciado como “echar de un vaso en otro…”, para meterse en harina a continuación, queriendo explicar el origen del verbo, un verbo “raro”, tal que “congiare”, que durante su estancia en Italia oyó en la forma “congio”, donde se llama así a una vasija de medida, así que esa voz pudo mutar a “cangiare” y de ahí a “canciar” y escanciar.
Pero no estaba muy seguro Sebastián, porque sin rematar eso, se va cerca del Polo Norte y cita una isla llamada “Scancia”, aunque probablemente se refiriera a la región sueca de Scania o a Grecia donde la glotonería se dice “escanciar” o busca en Plinio “scantiana poma”, a Barrón o a los árabes, para volver al Norte y a los godos, que usan “schenth”…

No hemos avanzado mucho desde estos afanosos ilustrados que buscaban explicaciones en todas partes menos en el solar propio, como poseídos por un terrible complejo de inferioridad que solo se lo sacudían buscando pistas fuera, porque ahora mismo, lo “oficial” es decir que los asturianos carecían de este concepto y lo fueron a tomar de los mismos godos que con “skankjan” se refieren a servir bebidas, con lo que se cierra el círculo y nos quedamos sin explicación.
Volviendo al inicio, resulta que ese verbo, en Alemán se dice “kisen”, la mayor parte de las lenguas cercanas lo basan en “verter-verser”, de manera que solo los catalanes dicen escanciar y ni Griego, Latín ni Árabe se parecen lo más mínimo a esta forma, por lo que es oportuna la abstracción y un paso por el Euskera, donde la pobreza de los últimos años nos ha llevado a usar tan solo el genérico “bota”, echa, vierte… y a veces “isuri”, pero se presiente que la voz es muy antigua, tanto como muy anterior a la disponibilidad de grandes cantidades de vino u otros fermentados, cuando estos productos eran objeto de libación (ritual consistente en verter en tierra el vino aderezado ofrecido a los dioses), acción equivalente a la de quemar la grasa de los animales sacrificados para que el aroma llegue a los cielos.
En el mosaico adjunto, que posiblemente representa a Héctor, se fe a un joven derramando vino al suelo desde una jarra.

Este acto puede reflejar la intención de oferta a los dioses del zumo o de otra preparación exquisita echándola en la tierra para que llegue íntegra a ellos, lo que se expresaría como “eska intz”, ofrenda en Euskera, oración que parcialmente metastizada, pudo alterarse a “eska ntzi”, “eskantzi” y escanciar.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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