Ave anátida de tamaño notable y hábito migratorio que “pasta hierba” y se caracteriza por la dentadura ganchuda de su pico y lengua.
Las explicaciones oficiales se debaten entre el “ánsar” latino y el “gans” germánico, que los especialistas relacionan con la forma de llamarlo en algunas de las lenguas del subcontinente indio: “hasa, hansi, hansa…”.
Es curioso que ni la forma latina ni las védicas muestren guturalidad, ni siquiera una aspiración, es decir, no hay rastro de la “g” hasta que entran los godos en el juego con sus “gans, goose, gas…”.
También es curioso que solo se llame “ganso” en Portugués, Gallego y Castellano, usando formas “oca, oie” las latinas centrales, mientras que solo Rumano y Azerbaijaní comienzan con “g, k”, aunque luego mute la cola.
Todo esto es sospechoso, máxime cuando ninguna de las lenguas explica algo sobre el nombre y hay que recurrir al Euskera “gantx aoa”, boca ganchuda, donde la subsumisión de la “a” central dio lugar a “gantxoa” y luego al “gansoa, ganso” que ha pervivido en las formas occidentales y se ha alterado en el resto.
El Euskera actual usa la forma “antzar” que conserva la parte central del nombre vernáculo tras abreviar la designación cediendo comienzo y final y esta forma debió de ser usada ya en la época en que el latín aceptó y popularizó: “ánsar”.