Este calificativo que está en el límite entre lo cariñoso y lo insultante, se usa profusamente en Gallego, Castellano y Catalán para definir a un individuo “macho” que tiene un comportamiento necio y es propenso a la reincidencia.
Pero ningún otro idioma europeo o del norte de África usa algo parecido, aunque –como se verá a continuación-, algunos autores le buscan paternidad árabe.
Tampoco ha sido exportado a la América Latina, probablemente porque su expansión entre las lenguas de España, ha sido posterior a las primeras emigraciones que fueron las que más peculiaridades aportaron, siendo posible que hasta los siglos XVIII, XIX no se haya popularizado, habiéndose mantenido solo en ciertos círculos y territorios.
El caso es que Covarrubias no lo registra y diccionarios posteriores parecen evitarlo, seguramente, por considerarlo chabacano, de mal gusto.
Sobre su origen hay multitud de sugerencias, desde la decimonónica sobre un funcionario madrileño apellidado Gil y sus dos bellas hijas casaderas (pollas) que paseaban de su brazo para darse a conocer, hasta la que tira del Caló asegurando que “jili” equivale a tonto, bruto y que la polla se ha tomado íntegramente del tropo castellano “polla”, pene o la que prefiere ir al Árabe “hirr”, coño por su similitud a “gil”, etc.
En Caló, tonto se dice “bombané” y bruto, “bustronel”, así que no hay posibilidad de establecer relaciones por esa parte, pero tras estudiar idiomas con personalidad como el Italiano o el Inglés, parece cuajar la idea de que el pene tiene algo que ver con esa tipología de “carencia social” de los gilipollas, ya que los italianos usan un equivalente que es “testa di cazzo” (cabeza del pene) y los ingleses, otrosí con su “dickhead” que es lo mismo.
Veamos que puede decir el Euskera si se modifica ligeramente la epigrafía y se aplican las alternancias habituales.
“Xil” y sus variantes actuales, “gill, kill”, son expresiones arcaicas de elementos morfológicos largos y estilizados; el pene es un ejemplo claro, que en ciertas comarcas se llama “gi kill” (“gi”, carne) y en otras “za kill” (“za”, pellejo), es decir, carne alargada, pellejo alargado, habiendo quedado finalmente solo “gill, kill”, como pene.
La quilla de los barcos es otro ejemplo de denominación de algo largo y esbelto.
Por otra parte, “jipoi, yipoi” es el ejercicio de sacudir, golpear, machacar, torturar…, de manera que “jipoia” es un término aplicable a alguien que golpea algo con insistencia.
La combinación de ambas voces, da “gill jipoia” equivale a alguien que se sacude el pene con tal insistencia, que da la impresión de que se lo machaca, que lo hace con exceso y sin disimulo, casi con exhibición.
De ahí la censura con que le tratan sus amigos.
El paso de “gill jipoia” a “gilipollas” es solo cosa de los académicos. En la foto, fósil de Pompeya en actitud “gilipollas”.