Porción elemental de hilo con la que se acomete una costura, hilván o cordón.
No hay mucha seguridad en nuestros dirigentes, que opinan con cautela que la hebra está relacionada con la fibra y que ésta –aunque tampoco esté claro- les suena a ”filum” y a la solución de “último recurso”, como en el recibo de la luz que es el indoeuropeo sintetizado por sabios alemanes, donde dicen tener un vocablo (beith) que lo relacionan con separar, rajar, desguazar…
Semejante viaje por latines y godines para llegar a algo que lo tenemos aquí mismo, en Arratia o en Villabona: “Eb berá”, literalmente, cortar a lo largo según la menor resistencia, ya que “eb” es la raíz del corte siguiendo la generatriz (no el corte axial) y “ber” es la parte con menor cohesión, lo que menos cuesta separar.
Así, el majadero que se ve en la figura, estaba hasta hace unos cien años en todas las casas de labranza y se utilizaba para “desarmar” los tallos de lino y cáñamo y extraer de ellos las madejas de fibras o hebras que se ven en la figura siguiente.
Luego, manos hábiles separaban y clasificaban las cortas hebras para labores finas o bastas y otras manos tejían con ellas unas mechas o hilos -primero- y unos cordones interminables –después-.
“Strand… fil… fir… fio… bri.., lin…nit…” no hay en la cercana Europa nada parecido a la hebra y ¡es tan sencillo entender su origen!.
