Irún es un nombre corto, claro y coherente con su entorno, cuyo significado se discute desde hace al menos dos siglos por la pretensión de humanistas y latinistas de buscar tres pies al gato y querer relacionarlo con épocas concretas y naciones cultas cuando el nombre como la mayoría de los nombres de lugar en este hemisferio nuestro del suroeste de Europa, es un mero descriptor de lo que rodea a cada lugar o caracteriza a cada elemento.
Me ha animado a exponer una idea mía (y parece que de muchos otros) añeja al encontrarla ya correctamente explicada en un articulito denominado “Monografía Histórica de Irún” de la Revista Bascongada de finales del siglo XIX tras hurgar en bibliografía después de haber dado por casualidad con un topónimo que cito más adelante.
Es deprimente que habiendo exposiciones brillantes, el saber oficial las rechace porque le parezcan pobres, aldeanas o no ajustadas a la memez oficial, mientras las enciclopedias de ayer y su representante de hoy, la Wiquipedia, huérfanas de algo mejor, den bandazos especulando si tiene o no relación con las iruñas de Navarra y Áraba, si la tiene o no con la forma abstracta de población, “hiri”1 o si tenía algo que ver con “Uranzu” que acompañaba hace siglos como un apellido a las mencione de Irún.
Las tres últimas décadas, con la prisa de querer que los cimientos de obras marítimas y las tramas de edificios aparecidos bajo el tejido urbano de la ciudad, correspondan a “Oiasso”, se han olvidado un poco las preocupaciones de un Irún segregado hace no mucho de Fuenterrabía y las ópticas se regulan para otra distancia, mientras los agentes de ese descubrimiento cantado hace siglos se multiplican contándolo en todas partes, propaganda que parece que quisiera parar cualquier otra investigación.
De época romana solo nos quedan listas de nombres y relaciones de distancias, mientras el plano fiable más antiguo de la zona (1584) solo describe a un San Sebastián, entonces isla (como lo eran Santoña y Gijón) y con el estuario del Urola abarcando toda la ensenada, lo que sugiere un calado algo mayor que el actual2 en La Concha y por lo tanto en el cercano estuario del Bidasoa o Txingudi, como los locales llaman a sus marismas.
Los siguientes planos “científicos” del entorno corresponden a comienzos y mediados del siglo XIX y en ellos se constata una pérdida ligera pero general de calado debida al predominio de la elevación de la costa y el aumento de arrastres del Bidasoa respecto al aumento de nivel del mar que ponen de manifiesto la pérdida de potencial del estuario para la navegación comercial por el crecimiento de la barra y la tendencia “al relleno” de una antigua marisma más amplia frente a un Irún que como población es diminuta.
Esto es una prueba adicional a los estudios de sedimentología que ya advertían de que en épocas anteriores la lámina de agua de la cola del estuario era aún mayor, estando conformada por un ambiente de brazos de agua, istmos e islas que iban uniéndose progresivamente para formar landas cada vez más amplias, algo conocido en Euskera como “ür une”, aguazal, entorno acuático, marisma. No es extraño que en entornos afrancesados se pierda la “e” final, quedando “ir un”.
Esta solución es la que se aportaba en el artículo citado al principio y es la de mayor lógica y la que yo mismo manejaba desde hace años, pero no ha sido hasta ayer cuando ha caído en mis manos una réplica de nuestro Irún en la cercana Cantabria, concretamente en el estuario del río Asón, más conocido como Marismas de Santoña y, en detalle en el municipio de Escalante.
El arroyo que parte del extremo noroeste de la imagen, se llama Arroyo Poceirún, siendo su cola el segundo y único “irún” de toda la geografía española. La aldea de Escalante ha seguido un proceso idéntico al de la ciudad de Irún, pero con menos “eficacia urbanística”. El núcleo rural inicial estaba donde lo indica la flecha; según la marisma se ha ido aterrando, la urbanización ha ido creciendo hacia la playa seca, ha saltado el camino (ahora carretera) y ha continuado hacia el borde del agua.
Poceirún es una ligera alteración de “pozirún” y este comienzo muestra la evolución desde “oz, ozin”, pozo en Euskera hasta el “pozo” del castellano, el pozo del aguazal, lugar que es altamente probable que coincidiera con el hidrónimo “Los Palacios” que se encuentra hacia la mitad del curso del arroyo, donde nunca hubo palacios sino un notable acúmulo de limo “bala zi os”, “el pozo de juncos y fango”.
La conclusión es que hace milenios se hablaba en toda esta zona un Euskera similar al Bizkaíno, que ambos “irún” están bien como están, ambos son coherentes y ambos cuentan una situación de marismas que tiende a desecarse. Nada de “hiris” ni de “iruñas”; “ir un”, aguazal.
[1] Curiosamente, siempre eligen “hiri (iri)” y nunca “uri” que es una opción igual a partir de “üri” [2] El tómbolo sobre lo que ahora es el Bulevar y la nueva ciudad comenzó a crecer al elevarse reciente y temporalmente la tierra más de lo que se elevaba el mar.