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Javalambre

Este sonoro nombre que recuerda a jabalí y a hambre, lo había leído de niño alguna vez en una lista de montañas, lo volví a escuchar alguna vez cuando en los años setenta se abrió una pista y se instaló en cerca del Pico Javalambre una estación repetidora de televisión y otra vez casi al comienzo del siglo XXI, cuando se inauguró una estación de esquí que quedaba en el límite Sur de Teruel y era más visitada por valencianos que por maños.
Javalambre es un nombre único en la península que solo se encuentra en varias apelaciones complementarias como Pico, Falso, Sierra… todas ellas en el entorno conocido como Sierra de Gúdar-Javalambre. Pese a esta soledad, se tiene la certeza de que el nombre no tiene nada que ver con jabalíes hambrientos, sino que sus componentes se hallan también en otros topónimos españoles y europeos y tienen un significado relacionado con la morfología de alguna parte de esa sierra.
Para tratar de entrar en su secreto, puede ser de ayuda revisar otros nombres de lugar parecidos.
Por ejemplo, la otra sierra turolense de Jabalón o Javalón que se encuentra alternativamente con “b” o “v” (localizada a cuarenta kilómetros de Javalambre, en cuyo entorno concentran varios nombres parecidos como el Pico Jabalón y el pueblecito de Jabaloyas) porque los signos de escritura latina modificados una y otra vez por monasterios y academias y que ha dejado la escritura de los nombres al albedrío de secretarios, administradores o lingüistas sin que ni antes ni ahora hayan valido para plasmar fielmente los sonidos prehistóricos han llevado a que mapas y registros ofrezcan grafías distintas.
A poco que se busque se encuentran otros muchos nombres con “uve”, cada uno con un mensaje a descifrar que suelo comparar al problema que surge cuando alguien trata de recomponer un antiguo collar que se encuentra en un cajón abandonado con el hilo encerado roto y sus diferentes cuentas dispersas, por ejemplo, el Cingle (barranco, risco…) de Javalones en la Sierra de Borriol (Castellón de la Plana) y Javalallas en el Norte de Cuenca, a otros veinte kilómetros de aquella sierra… y ya no se vuelve a ver el morfema “…javal…” hasta cerca de Montefrío en Granada, donde hay un collado, fuente y cortijo con ese nombre escueto y acaba definitivamente la lista en la pedanía murciana de Javalí Viejo y su poblado de Javalí Nuevo, del que los sabios se apresuran a explicar que su nombre no viene de que hubiera jabalíes, sino del “jebel” árabe, monte (aunque esa zona de vega entre el Segura y el Guadalentín sea más llana que la palma de la mano…), lo mismo que dicen de Javalambre, que antes fue “jebel Amr”, ósea, el monte de un moro llamado “Amr”.
En la siguiente imagen, mapa de los Javalí Viejo y Nuevo.

La lista disponible con la “b” es más abundante y ubicua y no faltan nombres como Jabalí, Jabalina, Jabalines, Jabalinera y Jabalinero, Jabalones, Jabaleros, Jabalete, Jabalera, Jabaluna, Jabaldana, Jabaloyas, Jabalquinto, Jabalcuz, Jabalejo, Jabalcón… de los que nadie se apresura a negar relación con los suidos que ahora son plaga, siendo que del ciento largo de lugares, el único que tiene algo que ver con los jabalíes es, seguramente, el camping “El Jabalí Blanco” del Pirineo oscense.
Imágenes de Jabalón y del Camping.

Merece la pena echar un vistazo a algunos lugares como Jabalquinto, a dos leguas de Linares y a la Sierra y pueblo de Jabalcuz también en Jaén o al importante Río Jabalón afluente del Guadiana que recorre más de cien kilómetros de Ciudad Real…
Según nuestros sabios, todos estos lugares serían los montes de Alí, de Lina, de Lones,  de Oyas, de Quinto, Cuz, Lejo… y cualquier otro nombre moro, godo o frisio que les viniera bien para combinarlo con el “jebel” árabe.
Así son nuestros sabios que manosean las disciplinas de la Etimología y Toponimia sin tener ni idea de lo que andan, pero igual de insensatos son los franceses, italianos, alemanes, portugueses y hasta los suizos e ingleses, solo superados por los vascos, que, teniendo una herramienta superior, siguen la procesión a rebufo de la masa sin saber a qué santo honran.
La sensatez toponímica indica que no hay que precipitarse sino buscar otros sonidos que puede haber representado el signo que devino en una “j” y que bien pudo ser una simple aspiración, “h”, una “ch”, una “s”, “x” o una “z”, porque son varios los lugares que se llaman Chavalgón, Chavalí, Chavalinde, Chavalindo, Peña de Chavalón, Chabala, Chabalcón, Alto del Saball, Sabalibres, Sabalitxa, Barranc de Savali, Savall, Savallí, Xaval, Zabalibar….
Pero también es necesario buscar terminaciones que recuerden al “hambre”, como Amberes, que en la piel de toro pasó a Ambres, de cuyo nombre explican los sabios flamencos (tan inconscientes como los nuestros) que primero fue “antwerpen” en referencia al manotazo de un gigante.
La cosa es que son cientos los lugares que llevan “ambre” en su nombre, desde las mismas Hambre y Ambres citadas a Ambreu, Cambre, Tambre, Lambre, Llambre, Calambre, Zalambre, Alambre, Jambres, Enjambres, Oyambre, Pambre, Quilambre, Jollambres, Miñambres, Sajambre, Salambre, Ubiambre, hasta Villalambre, que milagrosamente se ha escapado de la hache correctora, enviándonos un claro mensaje de que lo del moro Amar era un invento que había caído en buen terreno.
Llegado a este punto es oportuno hacer una sugerencia más antes de dejar la resolución de Javalambre para un ensayo posterior, porque exigirá un desarrollo complejo, pare señalar un lugar curioso en la cartografía de Cantabria, donde ya no es la pugna entre la “v” y la “b” lo que obliga a razonar, sino la alternancia entre las oclusivas “b” y “g”, que entre Ajo y Santander, en la Punta de Langre donde el acantilado se eleva para luego bajar la costa suavemente 1) hacia los prados de Galizano, se encuentra el gracioso caserío de Pelambre, dicción que suena familiar a cualquiera y que por eso ha perdurado, pero que apunta a que el nombre original del morro rocoso fue “langre” como lo es ahora y su zona inmediata inferior “be langre”, en Euskera, debajo de Langre, prefirió mudar a Pelambre, mucho más popular.

Esta propensión de la “g” hacia “b”, no se ha cumplido en lugares como este  morro costero y otros Langre, Calangres, Poca Sangre, Xangre, Cangrejo, Sangre de Mosca, Sinsangre, Langreo, Llangreu, Langreiro, La Sangrera, Laguna de la Sangre, Las Pelangreras, Punta del Cangrejo y del Cangrejito, Sangreña, Sangre Vilano…, que junto con abundante toponimia de la Europa cercana espera ser escrutada para no quedar en la mera negación de que Javalambre sea el Monte del moro Amr, sino de tratar de llegar a su significado original.

1) Cualquier aficionado a Geología o Geografía sabe que la costa cantábrica entre Jaizquibel en Fuenterrabía y el cabo de Peñas en Asturias muestra tramos acantilados inducidos por una potente subducción de la placa bretona, que produce unas suaves pendientes hacia tierra adentro.;

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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