Este fringílido es uno de los pájaros mas familiares y reconocibles en toda nuestra región “paleártica”, no solo por su vistosidad en el campo, sino porque hasta hace cuarenta años era muy habitual verlo enjaulado para disfrutar de su canto.
Lo preferido por los especialistas, es hacer derivar su nombre, bien desde “sirgo”, paño de seda, aduciendo a sus bellos colores, bien a la forma gallega, “sílguero” o a la argentina “silguero”, porque creen que procede del Latín “silybum” y de la misma voz del Griego, con la que Gilles Gaetner denominó al Cardo Mariano.
Es increíble que académicos de renombre planteen que un pajarillo silvestre muy conspicuo no haya tenido nombre hasta que nuestros comerciantes trajeron pañuelos de seda de bellos colores de la vieja China.
También es muy extraño que se proponga el ”silybum”, ya que en España nunca se ha llamado “silybus” ni “silebón” a ninguna de las numerosas plantas que aún perteneciendo a distintas familias, se llaman vulgarmente “cardos”. Tampoco hay lugares en que estas plantas se den en exclusividad, porque son plantas oportunistas que crecen en multitud de lugares cuando la ocasión es propicia; es decir, no hay una toponimia que refleje su preponderancia.
Además, aunque es posible ver jilgueros posados sobre cardos borriqueros, el cardo que de verdad les gusta es el cardillo o flor del Diente de León, como el que se ve en la foto y que estos pajarillos devoran con fruición.
Así es que el nombre más corriente del jilguero entre las lenguas latinas es cercano al cardo: “cadernera” (forma catalana metastizada), “chardonneret”, “cardellino”, “acalanthis”… y solo los gallegos le llaman “xílgaro” y los portugueses “pintasilgo”, cuyas partes inicial y final recuerdan más al jilguero que al sylibum.
Entonces, ¿de donde procede silgo, xilgo, jilguero?.
En Euskera este pajarito recoge ambas opciones, la del cardo y la de su vivacidad canora, porque se le llama “kardantxillo”; el inicio, indudablemente deriva de su alimento favorito, el cardillo y la parte final, “txill”, mosquitero, forma genérica de llamar a las pequeñas y ruidosas aves insectívoras, que se ha aplicado al jilguero, advirtiendo que su dieta son los cardos.
Es decir, hay que volver a llamar al orden a las autoridades de la Etimología para recordarles que el popular “chillar”, no procede de “fístula” a través de trece cambios, sino de la aguda voz de esos pajarillos minúsculos que los vascos llaman “txill”.
En resumen, jilguero procede de “txill” y “ero”, habitual, característico (es decir, pajarillo trinador), que con la introducción de una gutural entre la palatal “ll” y la siguiente vocal, mejoró la dicción, quedando la forma completa en el Castellano y solo una parcial en las demás lenguas hermanas.