Hay varios santos llamados Justo en el martirologio, aquí el más conocido, el santo complutense martirizado de niño con su hermano Pastor. También hay una Justa (igualmente muerta junto a su hermana Rufina, siendo niñas), la hija del alfarero sevillano y los aficionados a la historia saben de sobra que existió un emperador que llegó a santo, Justiniano.
En los países cercanos aparecen como Just, Justinien, Giustiano…o con grafías semejantes, pero tanto aquí como allí, puede que no sea casualidad que muchos lugares que parecen referirse a ellos, se distingan por tener grandes precipicios, cortes en la roca, cataratas o enormes cavernas y deban sus nombres a esto.
Como son muchos los enigmas que guardan los nombres de lugares y es muy frecuente que coincidan denominaciones que parecen reproducir nombres propios con otras que parecen llamadas genéricas como las variantes de “san, sand, sanz, sant…”, se va a girar un recorrido por algunos de estos pueblos y lugares con el ánimo de depurar las semejanzas y ver si las aparentes casualidades responden a alguna ley.
Es lógico, es humano que queramos perpetuar los nombres de personas extraordinarias insertándolas en el lenguaje o en accidentes destacados del territorio y así nos lo explicaban los sacerdotes cuando éramos niños, pero lo que no es lógico es que en esos registros se graben también nombres con adjetivos genéricos como “santo, santos…”: Alcantarilla del del Santo, Alcornoque Santo, Alto del Santo, Cerro del Santo, Corpo Santo, Barranco del Santo, Arroyo de los Santos, Cañada de los Santos, o, simplemente, El Santo, con más de cien lugares que lo ostentan, los Santos, con sesenta e incluso algunos rayanos en lo absurdo como Los Subsantos, un paramito en Valladolid a punto de ser desguazado por catorce arroyos que lo circundan…
Pero dejando el título “santo” para otra incursión, hay una mosca tras la oreja que señala a los lugares que tienen el sonido “jus, ius, irus, yus, gius…” engarzado entre sus piezas y que pareciendo que se refiere a justos, justas, en realidad está describiendo grandes desniveles, profundas gargantas o escondidas cascadas que horadan las rocas.
La cosa comenzó por casualidad al contrastar el descubrimiento de una preciosa cascada en el pueblo burgalés de Irús, en el río Hijuela que nace en las alturas de El Cabrio, con la –también- escondida cascada de Irusta, mientras estudiaba el río Oiartzun (al que vierte sus aguas), tratando de encontrar indicios de que el Oiasso romano no estaba en el Bidasoa, sino en este río.
Yo parecía ser el último en enterarse que la cascada de Irusta era la más alta de Gipúzkoa y las de Irús, las más bellas de Burgos.
La lógica es determinante cuando interviene y así, quitando a ambas el morfema “ir”, una de las variantes poco abundantes del proceso que decantó en la forma moderna del agua, “ura”, a partir de “ür”, se podían barruntar los complementos “ius, iusta”, que en Euskera bizkaíno equivalen a “caída, caídas”, tomando sentido los topónimos que trataban de describir las caídas de agua.
Un recorrido por la geografía española, lleva inmediatamente a la solana occidental de los Montes de Gredos, a Yuste, donde el emperador Carlos se recluyó para “ver nadar las truchas”, como nos dijera hace ya hace cuarenta años un jardinero que nos mostró los estanques del monasterio, mientras –con su rastrillo- apuntaba a la garganta de donde nos dijo, “venía el agua en tres saltos”: “I iuste”, la caída de agua.
No sobra el agua en España, pero si se hace una escapada a Punta Bufones y Paredón de Santiuste en la costa oriental Asturiana y si se llega durante un fuerte temporal y marea alta, los surtidores de agua marina cada diez o quince segundos y el silbido del agua a presión harán pensar a muchos que están en Yelowstone… “Salt i iuste”, agua que salta y cae.
No tan icónicas como las imágenes que muestran agua y rocas, pero mucho más abundantes, son las que llevan el sello de la roca cortada en su nombre; se encuentran en España con la fórmula “jus”, como en:
Juseu en La Ribagorza, que es un pueblito encajado en un crestón con un acantilado hacia el Sur, Juslapeña, una comarquita de Navarra, en cuyo centro hay un gran corte con un puerto circular o en Juslibol, el galacho más famoso de Zaragoza, un paleo cauce del Ebro, tangente a un gran corte de 80 metros de altura en los sedimentos de lo que fue el fondo de un mar continental.
Sesenta kilómetros Ebro abajo, ese frontón de casi cien metros tiene otro hermano, el barranco de Valdelajusta frente a Cinco Olivas donde estuvimos hace poco, barranco con una gran pared.
O en “justal y justel” que es terminología que con algunas variantes se usa para llamar a las cuestas entre parcelas largas, lo mismo en Cádiz que en Larrioja o Teruel. Y Justapanes en Picos de Europa, una gran fractura en roca, Justarejo en Gredos, el pie de un gran precipicio, “Juste meatzea”, un frontón calizo en el monte Graneran en Bizkaia a cuyo pie se extrajo hierro, Justel en Sanabria, una aldea al pie del gran peñón de Peña Furada.
Y lugares no muy altos, pero sí largos, como Justidioso, en Oseja de Sajambre, un salto de casi tres kilómetros, Justiz en Jaizkibel, otro resalto de un kilómetro, el Barranco de Jus en Sos del Rey Católico, Campojús que es una llanura de ribera creada por el río Salazar al pie de un gran peñón, junto a Navascués, (que posiblemente fue Navasjús).
Y la más interesante, la ermita de Santa Justa, en Santillana, que mete los pies en el mar cantábrico, aprovechando la oquedad producida en los retorcidos estratos del acantilado por los plegamientos y otros agentes menores, donde los atrevidos forofos de la Santa, no dudaron en hacer cimientos y alzar muros y altares, seguros de que la santa de las vajillas de loza se había aparecido por allí… en lugar de pensar que “sanda yusta” podía significar “la roca caída de la playa”.
Se puede continuar de forma interminable siguiendo por la frontera entre Ciudad Real y Badajoz donde está la Peña de Doña Justa, formidable acantilado de 250 metros de caída, por el Alto Tajo, donde el Lomo de la Justa, es un otero con una caída muy fuerte hacia el sur o volver a Cantabria y al parque del Saja, donde el cauce del Infierno tiene unas laderas abarrancadas que llaman Las Justas del Diablo.
O, de nuevo a escala menor, como la Hoya Justa entre Soria y Zaragoza, que es un pequeño circo que forma un paramito y a otra Hoya Justa, esta en el sureste del Moncayo, que es un morro formidable.
Para terminar, Almajús, cerca de Elche, una tierrita rodeada por una roca con forma de herradura, como el barranco de Campojús, que nace a los pies del farallón de la sierra de Illón en el límite oriental de Navarra y otra ermita de Santa Justa en Manresa al pie de un gran acantilado, las ruinas de una más en Huesca al borde del barranco del embalse de Scales, otra más cerca de Lafortunada, en el borde de un promontorio… y la última en la península, una Ermita cerca de Liébana, en el borde de un cuchillo estrechísimo.
Pero esto no termina aquí, Francia e Italia tienen respectivamente docenas y –casi- cientos de lugares que nos combinan las formas “Justinien, Giustiniano”, con grandes farallones rocosos, lo que nos confirma lo cercano a la verdad que es el relacionar estos nombres, no con santos concretos, sino con fenómenos morfológicos:
Saint Justinien, pendiente y rocoso en Altos Pirineos.
Montjustian en los Alpes.
Santa Giustina en el Véneto.
Giustenice en Liguria.
O Santa Giusta en Cerdeña.
La palabara ibera «Iunstir» podria tener alguna relacion?
IUNSTIR,IUSTIR, IUMSTIR…es posiblemente la transcripción ibérica que con más interés se ha tratado de traducir desde hace 100 años, pero de las numerosas opciones que hay y que van desde querer que es trate de «jaun», señor, hasta cuestiones comerciales o fórmula de ritos e incluso «rayo», falta mucho para el consenso, yo creo que las transcripciones no son correctas y falta algo.
si fuera IUN ESTIR, podría ser una frase, como «los que no se han ido», si fuera IEUS TIR, podía ser una frase como «ayuda a los caídos» y si fuera IUST URI, que actualmente es «rayo» en Bizkaia, pero que es una sentencia formada pos IUST, malvado, malhechor y URI, castigo, purificación.
IEUS, que es tanto caída, como salto al vacío, tiene en IUN (origen del «junp» inglés), salto hacia arriba o rebote, otra acepción a estudiar.
Todas ellas han de considerarse en el ámbito de la frase, no aisladamente.
Saludos.