Aunque la oficialidad es más propensa a usar la forma Azafor (que es lo que yo llevaba en mis apuntes cuando a principios de los 90 había que buscar trazado para una línea de muy alta tensión desde Vilanova a Gandía), todo el mundo a quien consultaba, me decía “no tocar La Safor”, dando a entender que el nombre popular era La Safor y que era una zona a respetar.
Tal oficialidad se basa en que uno de los puntos altos de la comarca, es el monte “Azafor”, o al menos eso es lo que se encuentra en los mapas más antiguos, pero tal monte y por ende, su cima, es una mole caliza muy meteorizada y con menos personalidad que su propio entorno, un ámbito que los amantes del agro -como Fuster- aseguran que su nombre tiene que ver con la fertilidad de un Serpis, que es su eje hídrico y otros, apasionados del Árabe, que “azafor” es alteración de “al sukhur”, “las rocas”.
No parece que una fertilidad que está por todas partes en Valencia, ni unas rocas sin grandes relieves puedan dar nombre a una comarca tan peculiar y con nombre tan arraigado, así que se desechan estas emotivas sugerencias tras un recorrido por el mundo, donde hay algunos lugares de fonología parecida.
En cuanto a la posibilidad de que en las listas de Toponimia una de estas formas predomine sobre la otra, no es un caso que se de porque en España, el nombre no se repite como Azafor ni como La Safor, aunque hay docenas de topónimos muy parecidos que no se puede dejar de analizar.
Comenzando por los vecinos, en Tunez hay una cresta montañosa llamada Koudiat es Safour y en Marruecos, un monte Jebel Safoun, así como un lugar, Sidi Safou, en Portugal Assafora, una aldea y en Francia, Passafol una localidad alpina, pero aparte de la loma tunecina para la que pudiera plantearse la misma alteración desde “al sukhur”, no hay indicios de correlación.
En el Alicante interior, cerca de Monóvar está la Serra de La Safra, donde hay un modelado de erosión con forma de herradura, parecido y de semejante dimensión al que se verá más adelante al pie del Monte Azafor, tal como se puede ver en la imagen siguiente.
De un salto al llano leridano, hay un Safareig en el Plá d’Urgell, un entorno con gran densidad de acequias, Safo a secas al oeste de Bizkaia y de vuelta a levante, Safarich en el barranco de Ibi, también en zona drenada profusamente.
Si hay cierta abundancia de lugares que comienzan su nombre con “Aza…”; entre ellos, uno muy numeroso, el genérico “Azarbe…” que aparece a solas o algún complemento. Siendo un azarbe una obra hidráulica para captar escorrentías y un nombre prerromano, lleva a quien lo analiza a pensar en el significado como sangrero o recogedor de aguas sobrantes, una imagen que se repite en la forma dendrítica de las redes fluviales que drenan la fosa o circo y que se ven claramente en la imagen superior y en algunas de las siguientes, pero haya distancia entre azafor y azarbe.
Si se busca parentesco por el comienzo como “Lasa…”, simplificación del lexema vasco “latsa”, con significado de cárcava, erosión, arroyo…, la mayor abundancia se da en el País Vasco y Navarra, pero no son pocos los lugares llamados “Lasarte” repartidos por España (cuyo significado es dual, bien “entorno de arroyos”, bien “interfluvio”, loma entre arroyos); así hay un Lasarte cerca de Sevilla y otro cerca de Osuna, también en Güeñes, en Altube, Igorre, en la llanada Vitoriana, en Markina, entre Elorrio y Mondragón, Salvatierra, cerca de Sesma, en Legorreta, Lazkao, Ikaztegieta… siendo Lasarte Oria, quizás el Lasarte más conocido al que ha dado su nombre la intrincada huella fluvial en el espacio entre el propio Lasarte y Ernani.
Lasaosa en una zona margosa de Huesca, también muestra un modelado parecido.
En las imágenes, el Lasarte sevillano donde aún se perciben los esfuerzos milenarios para drenar el hemivalle izquierdo del Guadalquivir, con numerosas acequias y lagunitas transformadas en balsas y el Guipuzcoano con su encrucijada de arroyos.
Esta potencia del comienzo “Lasa…” y la indiscutible acción erosiva o de drenaje en todos los casos, favorece una posición que se inclina hacia “lasafor” como nombre primitivo, postulando que ni este “la” ni la alternativa “a” oficial, sean artículos que enlacen con “safor”.
Queda algo de duda en cuanto que en Zaragoza, cerca de Caspe existe una zona propensa a las hoyas, que se llama Zaforas (recuerda a las “foras”, simas), que es lo más cercano a nuestro Azafor y que pudiera compartir la idea de hondonada.
Volviendo al monte Azafor, a la cima que como tal no es de una personalidad potente, la personalidad si que se encuentra en su entorno que es propenso a que se formen grandes “circos” tallados por la erosión de los ríos en unas calizas muy susceptibles a la meteorización; el ejemplo más llamativo es la gran depresión de casi dos kilómetros de diámetro que parece un gigantesco cono volcánico y llaman “El Circ de la Safor”, el mayor de una serie de tres o cuatro conatos más, que el Serpis y otros torrentes han ensayado en tales masas de calizas y margas. Ver mapa e imagen.
Estos circos llaman la atención de aquéllos que escrutan el terreno y es probable que los antiguos pastores los conocieran con detalle por ser elementos importantes por su variedad de ambientes en sus movimientos en busca de pastos y de minerales para sus ganados.
Queda la parte final, “afor”, posiblemente evolución de “abor”, dentellada, hendidura, marca o mella, ya que así, “lats abor”, trasformado en La Safor estaría explicando los zarpazos de los numerosos arroyos en el circo que comenzara a excavar el Serpis.