Esta mañana viajando en autobús con un animado grupo de ancianos por una estrecha carretera de Las Encartaciones que sigue el cauce del río Kolitxa y que no visitaba desde hace casi cuarenta años, me ha parecido ver “a escondidas” entre la maleza un cartel que decía “Labarrieta”.
Buscando paso para una gran línea eléctrica en los años ochenta, recordaba haber visto en la cartografía el nombre de “Las Barrietas” repetido en dos o tres lugares donde los breves acantilados rocosos de estratos calizas se veían aflorar entre las masas de encinas.
He buscado en la cartografía antigua y, efectivamente, mi memoria estaba en lo cierto (ver trozo del mapa 1:50.000), cuando la aldeíta a medio camino hacia Alén, se llamaba “El Sel” y eran notorios nombres como El Risquero, El Cotillo, Linares (que no tiene nada que ver con el lino, sino con piedras rectas) y el propio Castro Alén que hablan de lo agreste y rocoso de la zona.
Poco más adelante entreví otro cartel que decía Olabarrieta y de pronto se me ocurrió que nuestra gran academia de la lengua vasca y su equipo de exploradores habían trabajado duro para descubrir que allí, hace (quizás milenios) tiempo hubo un complejo industrial de ferrerías, vamos, como los polígonos de ahora y sus sagaces discípulos determinaron que el lugar donde alguna vez hubo un “sel”[1], hubo también “olak”, es decir, instalaciones ferronas de nuevo diseño “barri” y que hubo varias (“eta”): “Olabarrieta”.
Llamaron a rebato a los sabios entendidos en nomenclátor, a los cartógrafos y a los fabricantes de carteles para decir que de “Las Barrietas”, nada; que aquello fue “Olabarrieta” y que los analfabetos locales tras perder el poco Euskera que les quedaba confundieron la gimnasia con la magnesia y había que meter aire fresco en la cartelería y en los impresos oficiales.
Así, los nuevos carteles rezarían un nombre aún manejado por los locales, “Labarrieta”, pero ya se introducía el “recuperado” de Olabarriera y se dejaba el de “Sel”, como en el limbo, para ver si se iba olvidando junto con el estrambótico de Las Barrietas.
Algo bueno se ha hecho porque Las Barrietas estaba ligeramente jibarizado, ya que el nombre original más probable es “lab arri eta”, lugar de piedra en estratos, en placas, deslizables; un nombre para un entorno en que el afloramiento de estos paquetes de roca es general, desde las zonas cercanas al río hasta las cornisas más altas del tramo de anticlinal que aún puede distinguirse entre las masas caínitas de eucaliptos de treinta metros de alto que tapan casi completamente la belleza de antaño de aquéllos riscos orlados de encinas y algún rebollar.
Desde la arquitectura de viviendas, cuadras y pretiles (ver foto superior) hasta las imágenes cartográficas de Google (foto de portada), muestran que la estructura y la litología de la zona ofrece imágenes y posibilidades que muestran claramente la ubicuidad de roca estratificada de diferentes potencias, lo cual no niega que a partir de mediados del siglo XIX, las ricas menas de hierro se explotaran incluso con ferrocarriles que se cargaban al borde de la actual carretera y llevaban el mineral a los hornos de Muskiz.
Pero los nombres de los lugares son mucho más antiguos y -casi siempre- hacen mención a atributos permanentes del territorio, así, en España y a pesar de las obsesiones correctoras de historiadores, lingüistas y humanistas en general, se han conservado lugares en que la “uve” se ha perpetuado en tres docenas de lugares tan distantes como la Peña Lavar en Zamora (granitos y gneis cuarteados) o la Peña de Lavar en la Sierra de Alcudia (Ciudad Real), aún reconociendo que la “be” (Labarquera, Labarcea, Labarcos, Labarqueiras, Labarrekúa, Pena de Vilabar, Peña de Belabarsaitsa, Peñalabar…, ) gana por goleada.
Este tema merece una nueva incursión.
[1] “Korta, sarobe…”
Debe saber que en la zona es bastante habitual el apellido Olabarrieta. Quizas eso nos despeje dudas del verdadero origen del toponimo.
Ola se refiere muy a menudo a ferrería y Olabarrieta a la zona en que hubo muchas y nuevas ferrerías. Analizando la presencia de escorias es relativamente fácil determinar si hubo laboreo de hierro.