Creo que a todos nos llama la atención la forma muy diferente de llamar al caballo y a su hembra aunque otros idiomas- como el Latín- lo hacen con una diferencia mínima: equus/equa y los sabios se pierden en disquisiciones aunque aseguran que la yegua deriva de “equa” si bien nadie dice cómo nacieron ambos nombres en Latín.
No es tan raro que algunos de los animales domésticos más importantes (vaca-toro, oveja-carnero…) tengan también un gran dimorfismo nominal que no se da entre los animales silvestres (búfalo-búfala, lobo-loba, zorro-zorra, león-leona…) y que algunos ciframos en que sus funciones eran muy específicas y los ganaderos y pastores las distinguían a la perfección.
La ortografía académica nos obliga a escribir los lugares cuyos nombres se parecen los de esta hembra de équido con y griega aunque hace unos pocos siglos aquí se escribía con “i” (ver Covarrubias) y no está claro porqué, pero tal decisión dejó fuera no solo a las íes latinas, que, con lupa pueden encontrarse como supervivientes (Villardiegua, enorme dehesa de 600 has. en Zamora junto a la aldea de Villardiegua, pueblo de igual nombre en Los Arribes zamoranos y Pitiegua, pozo y aldea en Salamanca…) sino a las elles, grafos que aún se encuentran aislados (Sa Llegua cerca de Alcudia, en Mallorca, Salto de la Llegua en Galizano, Llegua en Luanco y en Ávila donde en ambos lugares es un paso entre oteros… ), no pudiendo saber porqué los académicos se inclinaron por la “y”, cosa que nos importa poco a los que buscamos indicios en los sonidos, pero que puede engañar a otros.
Las yeguas ortodoxas son las que más abundan, acercándose a 700 y destacando entre ellas las dehesas de la yegua y navas de la yegua, de las que no sospechamos que no se refieran a los animales, pero el hecho de que haya numerosos collados de la yegua además de muchas “La y Las” yeguas a secas y varios saltos de la yegua, nos impele a investigar la posibilidad de que no se refieran a cabezas sueltas de este ganado.
No se acepta que el nombre de la yegua proceda del “equus” latino, que nada significa, puesto que la raíz verbal vasca “ie”, pasar, cruzar, viajar, trascender, que ha dado el verbo castellano “llegar” a partir del Euskera “aiega” (allega) y no de la absurda propuesta latina “plicare”, doblar (¿doblar qué?), se considera relacionada con la hembra de caballo, animal muy dócil a diferencia de los garañones, ya que durante largos periodos nómadas guiando rebaños de bóvidos, ovinos y caprinos, eran las yeguas las que portaban los elementos, utensilios y personas con dificultad motora; de ahí “ie kua”, “la de llevar…”.
Los gallegos las llaman “egua”, forma con las que se encuentran un par de cientos de lugares en Galicia y sus alrededores, llegando –curiosamente esta modalidad hasta zonas catalanas con parecida frecuencia a la de su forma vernácula, “euga” que apenas se encuentra en media docena de sitios.
No se pueden dejar de investigar formas con cierto parentesco, por ejemplo, cambiando la “g” por “b”, como en los barrancos de Yebanos y Yebalos en Almería y Huesca, la Sierra, pueblo y caminos de Yébenes en Toledo, Yébana en Cuenca y sobre todo, Liébana, porque se presiente que hay una relación entre ellas y las formas en “g”, ya que todos estos entornos están localizados en zonas más o menos amplias en las que se da el binomio de sierras u otros impedimentos de paso, junto a pasos y caminos increíbles que franquean esas barreras y que –seguramente- se han usado durante milenios y solo se han olvidado recientemente, cuando los “yumbos” de Obras Públicas han taladrado las montañas para calar túneles para el tráfico moderno.
Esto se puede ver en el Barranco de Yebanos por el que discurre la carreterita blanca de la siguiente imagen para unir Bahabona con la aldea de Sierra del Aljibe en Almería o en el Yebalos de Huesca y con mayor nitidez en la Sierra, pueblo, puerto y túnel de los Yébenes en Toledo y en otros varios lugares.
Lugares de gran belleza, cuyas formas admiraban a los románticos alemanes de principios del siglo XIX, pero que los mapas solo transmiten a quienes están acostumbrados a “leer” la cartografía.
Finalmente, la forma “Lie”, es una variante de “ie, yie” que se muestra con toda su fuerza en el entorno del Valle de Liébana, donde las dos únicas vías de acceso entre la meseta y la costa cantábrica en la zona central de esta cordillera, son los ríos Bullón y Deva, el primero arrancando en la meseta en el puerto de Piedras Luengas y el segundo, que desde San Glorio baja por un camino de cabras (pena que a la escala del mapa adjunto, no se ve) hasta el nacimiento del río Deva en la grieta rocosa de Fuente De (“Dee eba”, la grieta que mana) para unirse en la zona de Potes y llegar a través del desfiladero de La Hermida a la costa.
“Lie bana”, alteración de “yie bana” significa “el transecto unificado”; la unión de estas dos sendas en una, ya llegando a las tierras bajas: La gran cañada que unía la costa con la meseta.