Lo oficial es que un Lazareto es “un recinto sanitario que se dedica a la observación y tratamiento de desinfección de personas que pueden ser portadoras de una enfermedad contagiosa”.
En mi casa era una palabra conocida porque mi madre, hija de farero, nació en el Faro Machichaco y en un lugar de la bahía que se conocía como “Galdiz” en el que había un manantial permanente, se estableció apresuradamente en el último tercio del siglo XIX un lazareto para confinar a personas que huían de Santander donde había un brote de cólera. En el trozo de mapa de 1940 se refleja el edificio que a la sazón había en Galdiz y en la imagen de un periódico de Bilbao y en un informe del Ayuntamiento de Bermeo se dan referencias de los alimentos y cuidados que se les aportaban.
Es posible que el recinto -que yo vi de niño en ruinas y tenía un muro perimetral, casetas y un abrevadero- ya se hubiera usado antes para un fin parecido, porque el consistorio resolvió la cuestión y preparó en tres días la intendencia.
Pero en general no es un nombre conocido, así que las explicaciones que “ruedan” por sitios oficiales o mentideros, son poco satisfactorias; unos dicen que los cruzados que volvían de Tierra Santa hace novecientos años, crearon en Francia toda una línea de cuidado para leprosos, otros que había una Orden militar de San Lázaro en Jerusalén que también cuidaba leprosos, los venecianos dicen que lo del “lazzaretto” es una alteración de la islita de Santa Mª de Nazaret conde se construyó el lazareto viejo y que la “l” es una corrección popular…
En fin, no hay forma de saber si el leproso Lázaro que el rico de la parábola despreció, pero al morir se fue al cielo como un santo, pudo ser modelo para la orden, si otro Lázaro que se pasó la vida subido en una columna fue al que imitaron, o si todo son patrañas que van tomando cuerpo según se cuentan y se oyen repetidamente.
Aunque los italianos usan la voz “lazzaretto” en documentos eruditos y en toponimia aparece como Lazzaretto y como Lazzeretto, no es fácil encontrarla en los diccionarios, así que es una voz que en plan “vulgar” solo usan el Castellano y Catalán, en tanto que la mayor parte de lenguas cercanas, latinas o no, prefieren compuestos que llevan la idea de peste y casa, por ejemplo “Casa de pragas”, “Pesthouse”, “Maison de peste”, “Casa de pestes”, “Pestaha usa”, etc.
Esto unido a que la palabra no esté recogida en diccionarios antiguos como los de Covarrubias, Monlau o Ramón Cabrera, obliga a plantear seriamente algunas dudas al respecto de las explicaciones hiper cultas que la relacionan con alguno de los varios San Lázaro que han sido o si en otros registros pudiera haber información determinante para explicar tal nombre.
La primera idea es la de buscar en los nombres de lugar de aquí cerca.
“Lazareto” a secas aparece en Salvatierra, Milagros, Alfaraz de Sayago, Doñinos de Ledesma, Calzada de Don Diego, Los Hinojosos, Eibar, Cangas, Santiago del Arroyo, Lazareto de Gando, en Gran Canaria, Jumilla (Lazareto y El Lazareto)… sin que en cartografía haya indicios de edificio (como en Bermeo) ni haya mención documental.
También hay una docena de “El Lazareto”, en Zamora, Segovia (en Salamanca, es más frecuente que en otras provincias, estando igualmente en lugares poco poblados, ver la imagen), siempre sin rasgos de edificios ni ciudades o vías cercanas que lo justifiquen o en los alrededores de pueblos minúsculos como Golpejas, Villarmayor, Escuernavacas, o en Abanilla está en medio de una rambla, en Moraleja de En medio, Yepes, Quesada… en La Unión se llama así un entorno minero, siendo la única conclusión, que a diferencia del de Bermeo, donde hay agua, acceso por mar y tierra y edificios, en los demás, no hay nada que sugiera que allí pudieran alojarse personas.
Entre Pontevedra y Orense, bajo el nombre de O Lazareto, hay una casa de campo y al final de la Ría do Burgo, en La Coruñ
a, está á Praia do Lazareto o de Oza, pero también hay variantes como Nazareto, Azareto, Lazar, Lazarejo, Lazaredas, Lazarito, Lazarico, Lazaret, Lazarillos, Galilázaro, que obligan a pensar.
Y la primera conclusión es que el haber decidido que los sanatorios o casas de aislamiento se llamen lazaretos, no tiene una relación lógica con que los evangelios citaran a un Lázaro enfermo, sino más bien un oportunismo de la Iglesia para hacer propaganda. Apoya esta idea, que el adjetivo “laxus” (flojo) del Latín, es en realidad un plagio del Euskera “la ez”, negación de la retención, aflojamiento, relajo…, voz aún actualmente muy recurrida para indicar tranquilidad, reposo, ausencia de obligaciones…
Si a esta condición se le añade “areto”, aula, habitación para varias personas, sala…, se tiene “laza areto”, exactamente lo que funcionalmente son los lazaretos.
Pero esto no resuelve todas las dudas porque muchos de los lugares llamados de forma parecida en la España interior, son puntos muy agrestes con rocas incompatibles con la estancia.
Así, el Peñón del Lazarillo en la Sierra Chimorra al sur de Pozoblanco, muestra en su cresta un roquedo formidable que destaca sobre otros cerros llanos desde la Cañada Real Soriana y cuyo nombre sería coherente con la frase “latx har eilo”, donde el final, “eilo, ailo” se usa para citar algo destacado, algo digno de ver o que vale como señal, hito o faro; “har” es el material pétreo y “latx” indica la aspereza de los trozos de roca; en conjunto, “El hito de roca fracturada”, lo mismo que el Puntal del Lazarillo, en la Sierra de Cazorla, donde un pico áspero de roca desnuda de 1452 metros, da final a una sucesión de picos que arrancan a los 1.200 y siguen subiendo durante dos kilómetros.
Pero los nombres de lugar continúan al otro lado de los Pirineos; en Francia, hay al menos dos playas famosas y una bahía que se llaman Lazaret, una en La Rochelle, otra en el Rousillón y la bahía en la Costa de Azur (en portada); todas tienen su resalto tras la zona de afección mareal y por eso recuerdan a la portuguesa de Nazaret, sospechándose que este fuera el nombre original y con el tiempo y los gustos, la “N” pasó a “L”, lo mismo que los Italianos.
La única aparición conjunta de un nombre que una Lázaro y Leprosería en cartografía, está en el confín occidental de Asturias, “Leprosería San Lázaro”, donde vuelven a ser notorias las grandes y ásperas rocas, “latx har o” que dejan abierta la duda sobre si algunos lazaretos se construyeron en lugares que ya tenían nombres parecidos, bien por las peñas destacadas, bien porque las playas presentaban ese resalto que se explicaba como “nasa are”.
Supongo que el lazy inglés estará conectado con ese aflojamiento o descanso de la actividad, que por cierto en Andalucía se dice flojera.
Los británicos dicen que procede del bajo germánico «lasich», lánguido, pero no me fío, porque en alemán ese estado de ánimo se dice «träge, faul» y no debería haber cambiado tanto.