Se dice que el primer órgano fue inventado tres siglos antes de Cristo por el mismo “griego” de Alejandría que inventó el reloj de agua y se dice igualmente que hacia el siglo sexto algunas iglesias tenían órgano de viento.
Sin embargo la toponimia española recoge hasta un ciento de Órganos y palabras aparentemente derivadas del instrumento, como Organista, Peña del Órgano, Fuente Órgano… que se sospecha no están relacionadas con este aparato.
Porque es de pensar que los primeros órganos serían pequeños y –en cierta manera- trasladables y solo visibles en palacios o residencias suntuosas, no siendo hasta ya avanzada la Edad Media, cuando se diseñaron a otra escala, a medida para las catedrales y adquirieron esa estética vertical y grandiosa de tubos grises de zinc. Eso nos llevaría a la conclusión de que los lugares llamados así, son de denominación reciente y se han impuesto sobre nombres anteriores ya olvidados.
Sea como fuere, el que uno de los paisajes más singulares de España sea el del Cerro de los Órganos visto desde el mirador de Despeñaperros y que no solo en trípticos de propaganda, sino en enciclopedias y en la “red” se diga que el nombre le viene del aspecto de sus columnas de cuarcita que remedan tubos de un órgano gigante, invita a ver qué dicen otros órganos del paisaje menos conocidos.
Obviamente hay excepciones como en las columnas basálticas de Los Órganos de La Gomera y Tenerife, dado que la mayor parte de la toponimia de Canarias se aplicó a partir de la Baja Edad Media cuando las islas comenzaron a ser destino de nuevos colonos que ya conocían los órganos musicales. En cambio, se sospecha que la mayor parte de otros topónimos parecidos en la península son prehistóricos.
Lo citado antes pasa a veces cuando acontecen sucesos extraordinarios o cuando se agasaja a algún personaje, pero el complemento suele quedar como eso, un complemento que es muy probable que finalmente sea retirado; los nombres de lugar son muy antiguos y tienen eso que los ingleses llaman “resiliencia” y que algunos confundimos con la “reluctancia”, ambas vienen a ser una gran resistencia a ser modificados.
Además en este caso la sospecha de que pudiera haber otro origen es inevitable ya que de la treintena de “órganos” con acento agudo, solo tres están en singular: El Órgano, Fuente del Órgano y Muria del Órgano; todos los demás, en plural. La sospecha se funda en que la voz órgano, ya indica que hay muchos tubos o flautas y si se dice órganos, hay que pensar en varios instrumentos completos, cada uno con su organista.
Por lógica, el Cerro de los Órganos debería llamase en todo caso, Cerro del Órgano, porque es una unidad y no se comprende el que sea plural.
Hay más circunstancias que aumentan la duda, porque si bien pudiera aceptarse que un lugar fuera distinguido por parecer un órgano, lo que no es lógico es que otro lugar se llame Camino de los Organeros porque es muy difícil que los organeros, los que hacen o tocan el órgano tengan caminos particulares o que una garganta se apellide “Del Organillo”, porque es increíble que alguien llevara un organillo a semejantes gargantas.
Una revisión somera por los sesenta topónimos que contienen la forma Órgano o similares, nos ameniza con algunos como los siguientes Órganos, una cima pedregosa en la sierra de Fates en Cádiz, Organera, una raña entre Ciudad Real y Badajoz (ver imagen), Los Órganos, una brecha en el Parque de Cazorla a 1.300 metros, la cuesta descarnada de Urueña en Valladolid, Los Organillos, una arista en lo mas cerrado de Guadalajara; también toda una vertiente con mucho gradiente de la Sierra de Cingla, donde se originan ramblas, la Peña Órgana cerca de Calatayud, El Organal de Lugo, un vallecito rodeado de morros, el Organista, un alto escurrido a la espalda de Ayamonte…
Todos estos lugares muestran una textura áspera y con relieves peraltados en los que siempre hay roca, ripio y algo de tierra: Son lugares que denotan una actividad orogénica reciente (geológicamente hablando).
Pero eso no es todo; se tiene la certeza de que funciona la dualidad “g x b” y se encuentran varios Orbaneja, Corbanera, Gorbanos, Torbanos, Torbany (Torbañ), Orbanejo…, que muestran estéticas parecidas a los lugares con “g”. Ver imagen de Orbaneja del Castillo en Burgos.
Volviendo al Cerro de Los Órganos, se tiene la impresión de que la denominación original fue sencillamente “Organas” y que la intervención cultista le cambió el género y le añadió el artículo definido correspondiente –que según ellos faltaba- para transformarlo en el “correcto” nombre actual que fue aceptado con gusto por el pueblo, porque era comprensible y aparentemente correcto.
Así se explicaría que a partir de las revisiones de La Florida y Burgos, mapas y registros se llenaran de órganos.
La explicación desde la Geografía, desde la dinámica geológica y el Euskera, sugiere que la raíz es “org” está relacionada con los surcos profundos como si fueran rodadas de carreta. Así, complementado por “an”, grande y rematado con “as”, peña, se tendría “La peña con grandes surcos”, así que nada de órganos musicales sino una definición clara de un fenómeno físico.
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