Mallorca es una isla singular; una isla que nos enseñaban en la escuela que se llamaba así porque era “mayor” que las demás y que tal nombre procedía del Latín “Maiorica”, la mayor. Esto encajaba con el nombre de la isla vecina, Menorca según aseguraba Tito Livio y todo quedó así desde la época de Cristo, más o menos y así se ha enseñado a numerosas generaciones
Todas estas menciones eran descritas por extranjeros; algo parecido a cuando llamamos a Inglaterra “La Pérfida Albión”. Nombres que no valen para nada cuando no coinciden con los que sus ocupantes y vecinos les aplicaban.
La afición de los humanistas a recrearse en cualquier referencia de los clásicos nos lleva a disparates como el de querer que “Gimnesias” se deba a la supuesta desnudez de sus habitantes, “Pitiusas” a que hubiera pinos o “Baleares” a que “balos”, proyectil, en griego, implicara que estas islas proveían de honderos a todo el mundo conocido, aderezando para ello fantasías como las que leí en un cartel de un museo tan serio como el de San Carles, de Palma, que según referencias y leyendas los padres preparaban a sus hijos para ser certeros honderos a base de esfuerzos estoicos, como si el don de la puntería se adquiriese con tesón.
Se tiene la sospecha de que ni la voz “mallorca” es latina ni tiene que ver con el tamaño relativo de la isla, ni “Menorca” significa que sea menor, sino que en la primera es una explicación del territorio central que es una amplia depresión llana que está contenida entre la Sierra de Tramuntana al Oeste y las de Llevant al Este y en la segunda, es una mención a la única mina de cobre que ha habido en el archipiélago, la da Mitja Lluna y que se explotó hace más de 3.000 años.
La voz “mallo” y sus parientes cercanas está por toda la geografía española, sea cualquiera la ortografía que presente: “Mallo, mayo, majo, maño, maio…”, pero es también abundante en Francia, Italia y Portugal, donde se encuentran tanto Maiorga como Maiorca…
Entre los idénticos en sonoridad y ortografía, en la remota Sierra Jienense del Castril hay un Barranco de los Mallorquines y en el Norte de Huesca otro de La Mallorca, nombre que se repite (Barranco de Mallorca) en el Noroeste de la isla de Gran Canaria.
Los indicios de autenticidad de esa palabra no se soportan solo en su semejanza sonora, sino que en la práctica totalidad de los lugares con cierta personalidad 1) son perceptibles masas rocosas de formas columnares. Por ejemplo, cerca de Blanes, en un lugar remoto está el Coll de Mallorca, en las tierras altas de Castellón se encuentra la Font de Mallorca, pero hay otros muchos que suenan de forma indiferenciable.
Mayorga en lo más llano de la Tierra de Campos está edificada sobre un cerro ahora imperceptible pero que en una época era un otero con grandes vistas sobre el entorno.
Vallorca, el barranco cuajado de aristas donde la Sierra de Tesla se asoma al Ebro.
El barranco de Ballorga en el Condado de Treviño.
La Garganta de Mayorga en las Villuercas o el Castillo de Mayorga cerca de Alburquerque.
También innumerables mallos y entre ellos Malló a secas que es un monte de granito cerca de Vivero, “mallos” sin acento que abundan en el Pirineo Central y son picos rocosos aislados e imponentes, como el Mallo Arañón de 1821 metros, los Mallos Grand y Chico aún más altos sobre el Valle de Pineta, el Cristina ó Cristián, el Acherito (“atx eritu”, peña herida), el de las Blancas, de las Ferrerías, de las Peñas, del Huerto de Estanés, sobre Candanchú, el Mallo Loco, el Oscuro, el Paco, Vell…
En Ordesa están los torreones de Mallos de Lacay, las Mallatas, auténticos escalones de roca, en Guara los Mallos de Lazas y Ligüerri y en la Sierra de Ainsa los de Lecherín
Pero que también están en la parte navarra: Malloa, Malloak, Mallo Zaharra.
Además, son conocidos uno a uno la decena larga de mallos con su nombre propio que protegen a Riglos (“arri gol es”, cerco de piedra roja que perdida la vocal inicial por aféresis y la última por adsorción, quedó en Rigolos) del frío del Norte.
No deja de ser curioso el nombre de la Sierra de los Mallos en casi en la Ribera Ribagorzana, cuando los mallos están alrededor de ella.
Y vuelven hacia el Oeste en la aldea de Mallo de Luna, León, al pie de una pared imponente.
Y al Sur, el Lomo de la Majorera en Gran Canaria, reproduce tumbados los mismos surcos que los mallos erectos y el morro de Majorro en Gredos, domina El Arenal y el valle del río homónimo, Maior es una línea de cumbres puntiagudas cerca de la Ría de Noia y Maiorako Atxa es una peña cónica en Bizkaia, así que cualquiera que haya visto de lejos o de cerca, desde el mar o desde Es Pla interior las cumbres de la Sierra de Tramuntana y dándose media vuelta lo haya hecho hacia levante (foto siguiente), habrá tenido la sensación de que el llano mallorquín está cerrado por muros formidables de “mallos” a Este y Oeste.
“Orka” es un término cada vez menos usado en Euskera para referirse a un cuenco o un molde, así que “mallo orka” sería en su forma neta original, la cubeta de fértiles tierras con su acuífero y sus cientos de pozos que ahora hasta hace apenas cincuenta años guardaba el sabor de siglos de esfuerzo.
En cuanto a Menorca, el reciente descubrimiento de la única mina de cobre de las islas ha dado un vuelco a la dificultad que presentaba el comienzo “men” de su nombre, que en los dialectos orientales significa filón, yacimiento, pero no había mina metalífera alguna a la que poder asignar el nombre.
No es posible -de momento- estimar la importancia que pudo tener el yacimiento de mineral de cobre “oka in” de Mitja Lluna en el segundo milenio antes de Cristo y si pudo ser un centro de laboreo, fundición y exportación de flejes y barras de cobre, pero traslada el mensaje de que el inicio del nombre de la isla pudo estar relacionado con esa u otras posibles minas, “men”, aún no descubiertas en esta isla con muy pocos relieves destacados (excepción hecha del monte “El Toro”, realmente “alt oro”, pico más elevado de la isla que su nombre describe “altura total, absoluta”), así que “Men orka” sería algo así como “el cuenco de la mina”.
[1] Con este término se suelen distinguir los lugares con rasgos llamativos para distinguirlos de otros en que la agricultura u otras actividades han difuminado la esencia o bien son nombres recientes, copiados de los tradicionales.
Aupa Jabi!
Se me ocurre que ‘Majo’ puede tener relación con MAJO<— MA-AJA, es decir, MA como aumentativo y AJA como peña. Algo así como 'peñasco'
Un abrazo!
PM.
Casi seguro, la peña tiene muchas variantes y «ajo» es una de ellas, tienes el Cabo de Ajo en Cantabria y Pico de los Ajos cerca de Yátova.
Por otro lado, Jabi,
Mencionas el IBE que tenemos en Alicante, que está en plena sierra. Yo no diría que está en un vado, porque no hay un río; bueno, si al barranco le damos rango de río, pues si… pero no hace falta cruzarlo por Ibi, lo puedes cruzar por cualquier sitio.
Llevo estrujando el topónimo ya un tiempo. Casi que pienso que puede tener relación con que en Ibi hay dos fuentes (La fuente de Sargaret y la de la Pileta) y el nombre, en referencia a las fuentes, podría ser algo así como ‘dos aguas’. Sin embargo esto no me convence mucho….
Alguna vez lo has estudiado??
Un abrazo maestro!
Paco.
Queria decir IBI
El Ibi actual es enorme, pero el original quedaba al Norte del Barranco del Molinero, por donde sube una colada de ganado que une las sierras de Carrasqueta y Menejador, colada que pasa precisamente por la fuente de La Pileta y su puente sobre el barranco de Ibi, pero antes, seguro que fue vado.
Muy interesante Jabi