No menos arbitrario que la explicación del nombre asignado a la isla, es la que se maneja para su capital actual y elemento geográfico más destacado, Mahón (Maó, en menorquín) junto a la cumbre denominada El Toro y para la villa de Alaior
En la imagen de Portada, Mahón hace 200 años, aún sin abrirse el canal del Lazareto.
Destacado es poco; Mahón es un lugar casi único en la costa (lo dice un bermeano) incluso hoy en día, cuando su entorno lleva más de dos mil años muy “humanizado”, adjetivo elegido con cariño, pero que en realidad quiere decir que hace cuatro o cinco mil años, antes que se fuera talando el bosque mediterráneo que llegaba hasta el mismo borde del mar y se desmontaran los marjales que se hundían en la orilla, antes de construir fortalezas, lazaretos, castillos, murallas, urbanizaciones y centrales eléctricas que sobresalen de la línea del horizonte, su entrada de apenas un estadio[1] de anchura en el estrecho que ahora se llama S’escar (varadero), daba un paso fácilmente controlable a un puerto natural profundo y tranquilo de una legua de longitud y más de doscientas cincuenta hectáreas de lámina de agua, numerosas calas de distintas características, fuentes, madera, caza…, el lugar ideal para que nadie desde un barco pudiera pensar que tras esa boca había semejante potencial portuario.
Tras agotarse la mina de cobre de Illa d’en Colom, las peripecias políticas de una isla sin otro interés que el de su puerto y el hecho de que su soberanía pasara de unas a otras manos, ha eliminado de los nomenclátores y diccionarios españoles su nombre durante largos periodos, así que ni Covarrubias (principios del XVII) ni Terreros (finales del XVIII) mencionan puerto ni nombre, lo que ha facilitado la labor de los humanistas fanáticos que se han ido a buscar origen en Magon Barca el hermano pequeño de Aníbal para ensenada y ciudad y ya todo el mundo lo replica so pena de parecer ignorante.
Por supuesto, nuestro guía fue lo primero que dijo y aunque los nativos siempre le han llamado “Ma ón”, con una “n” casi imperceptible, como si fuera una “o” abierta, los lingüistas han dado el parabién a la desaparición de la supuesta “g” de Magon, transformada en una hache gutural, así que si bien del trío formado por su padre y sus hermanos más famosos (Almircar, Aníbal y Asdrúbal), ninguno consiguió trascender a la Historia con algún nombre de lugar (solo Anibal consiguió que un restaurante cerca de Sagunto usara su nombre como se ve en el anuncio de los años 70), el pequeño Barca consiguió perpetuarse nada menos que en el Puerto de Mahón, gracias al arte del birle-birloque del contubernio historiadores-lingüistas.
Es como de coña, que los nombres se asignen así, pero queda muy bien y nadie pregunta. Otra cosa es que el investigar es sano y gratificante, además, hoy en día la información es tan abundante y contrastable, que si dispones de un cierto nivel de “conocimientos”, puedes atar muchos cabos.
Para cualquier análisis conviene empezar preguntándose, ¿está el morfema mao, mago, mahon y sus variantes con o sin acento presente en nuestra toponimia o en la cercana?
“Mao” abunda en Túnez, Marruecos, Italia y esporádica en Francia, Portugal y España (Maonar, Maoño, Maoxu…)
“Maó”, solo en España en el entorno de Menorca, en Huesca, Barcelona, Gerona y Mallorca (varios, claro efecto de la corrección cultural)
“Mago” hay en Francia, Túnez, Marruecos, Italia y sobre todo en Portugal y España, destacando Magoi, Magolán, Magorazgo, Montaña del Mago y Tagomago[2].
“Magó”, solo en España, Barranco y Fuente de Magón.
“Maho”, hay algunos en Francia, Túnez y Marruecos; en España, varios Mahoma, Mahoya, Mahora…
“Mahó”, solo en España, Pico, Piedra, Brinco, Collado… y Fuente de Mahón.
La primera conclusión es que en España se encuentran todas las variantes, no siendo necesario ir a Cartago a buscar una fuente para un componente de la Toponimia que se halla muy distribuido (especialmente en zonas montañosas y agrestes, lejos de donde pasaron los púnicos).
En cuanto al posible significado, no es fácil determinarlo con seguridad en un lexema tan corto, pero no se debiera descartar su explicación por el Euskera “mao”[3] para la descripción de los lugares ocultos, secretos…, que combinada con “on”, bueno y fundida en “maon”, hiciera referencia a la ensenada ideal que era imposible ver o adivinar desde el mar, vía por la que se llegaba a la isla desde la prehistoria y que no se aprecia suficientemente en esta imagen de satélite, pero sí a nivel del mar.
Esta condición de ocultamiento se repite en varios de los lugares interiores revisados con esta fonología.
Y de Mahón a El Toro, nombre vernáculo que los nativos siguen usando para el lugar más alto[4] de una isla muy plana y punto único con una cuenca visual de 360º, desde el que se ve toda la isla, figurando en los mapas más antiguos solo con esa designación, aunque que desde el “boom” del turismo cada vez aparece más como “Monte Toro”, corrección cultista queriendo mejorar el nombre popular.
El nombre se ha conservado bastante bien y las leyendas del toro custodio y los monjes están bien para los niños y para los propensos a los mitos, pero no creo que nadie con luces mínimas se la crea, sin embargo, es más coherente la explicación que figura en algunos folletos, según la cual en el Árabe que se hablaba en tiempos de esa dominación, “tor” significaba altura y aunque no se ha encontrado nada parecido en Árabe clásico, Andalucí o Thamazig[5] con ese sonido, su significado según el Euskera, significaría “el alto indiscutible, el alto definitivo”, según “alt oro”, donde “alt” es la altura o dominancia y “oro” es la exclusividad, integridad y cuyo sonido hablado, “altoro”, muy anterior a la presencia de bóvidos en la isla, fue traducido como “El Toro” con clara expresión pecuaria desde Catalán, Castellano y Occitano, dando origen a la leyenda.
Imagen desde el Oeste (350 metros)
En cuanto a Alaior, población interior de primer rango, para la cual el trust de Toponimia Antroponimia Onomástica, ha ensayado opciones como “ihalor”, queriéndolo enganchar al Bereber, con un significado disparatado sin intentar un mínimo cotejo con nombres parecidos sino idénticos -como Ayora- en la península que sugieren que el nombre apenas está alterado, que el “al” inicial pudo ser el artículo frontal protético árabe, en tanto que el resto, “aior”, sería el resultado de una voz pre árabe y prerromana, que habría perdido su artículo posterior “a”, según el original “aiora”, como la Ayora valenciana.
También es posible que el “al” inicial no fuera árabe, sino la lambadización de “ara aior”.
Hay una posible explicación para ambas, en las cuales “aior” es el corazón invariable que se comparte en Ayora y en un centenar de lugares de península e islas en que la “i” aparece como “y”, “j”, “x”, “z”,“g” o incluso “ch”. La obvia es la población valenciana de Ayora que da nombre a un valle y que se origina en la peña elevada “ai ora”, sobre la que se asienta su castillo.
En Alaior, la peña que representaba el lugar más alto del pueblo ha quedado cubierta desde tiempo inmemorial por construcciones que culminaron en la Iglesia de Santa Eulalia[6] (ver imágenes siguientes) edificada sobre un saliente rocoso de unos 2.000 m2, que se elevaba unos diez metros sobre su monte circundante.
La opción que considera que el inicio pudo ser “ara”, se basa en que la llanura fértil más importante de la isla tiene a Alaior en su centro y con una forma de luna menguante (ver imagen siguiente), supone unas 2.500 has. de suelo, así que “ara aior” habría significado, la peña elevada del llano.
[1] Algo más de 180 metros.
[2] Se tratará de esta isla en un estudio particular.
[3] Aunque en los diccionarios figura como voz repetida (mao mao), esta forma solía usarse para el superlativo, siendo la simple la habitual.
[4] Vértice geodésico de primer nivel.
[5] “al aelaa”, “alya”, “roara”, respectivamente.
[6] Santa emeritense cuyo nombre ha ocupado muchos lugares llamados “o (l) aia”, la peña grande, haciéndolos suyos.