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Prerromanas 3.

Siguiendo con la lista de voces catalanas que Antoni nos aseguraba que no tenían nada que ver con el Latín y que él consideraba iberas, se van a analizar “Barda, esquerra, lleganya, llosa, mosso y palangan”.

Barda tiene una aparente “bisemancia” en Castellano; por un lado se llama así a las cercas “vivas” creadas con arbustos vivaces y domables como algunas variedades de sauces que se plantan en hilera a partir de vástagos y según crecen se van tejiendo hasta formar un cierre económico, duradero y ambientalmente muy positivo a la vez que confinan el ganado y por otro, a los protectores laterales que se colocan a las caballerías, mulos y asnos, para que el atalaje o los arneses queden estables y sean más tolerables para las costillas del animal.

Su etimología es una verbena, porque los documentos que deberían ayudarnos a razonar y a priorizar una vez tuviéramos documentos o indicios, no hacen sino airear lo primero que alcanzan o lo que más place a su línea ideológica; así, mientras unos dicen que en la destinada a guarnición el origen es francés “barde” desde el latino “bardus”, músico (¿?), otros, que del italiano “barda”, tomada del árabe “barda’ah”.

Para la otra barda, usada sobre todo en Murcia y Canarias, se dice que es de origen portugués y en Aragón que -también llaman así a los cañizos cuando se usan como cercado-, dicen que siempre se ha usado así; que es propia.

En eso, los catalanes se acercan como sus vecinos y proponen que “segurament d’un preromà *barda’clos, material per a reforçar tancats” y están en lo cierto. Viví en Aragón durante la adolescencia y conocí varios tejedores de cañizos, una especie de paneles “normalizados”, hechos de tiras de cañas tejidas sobre otras enterizas que los usaban para todo: Los mejores para las techumbres de casetas y aún de casas, para secaderos de fruta, para soportar argamasa o barro y hacer paredes… los de peor aspecto, para separar unos animales de otros, para cerrar las obras o algunas parcelas… para todo.

También conocí cerca de Cambridge unas fincas que aún conservaban lo que allí llaman “live fences”, elaborados como aquí, con brotes o “chupones” de ramas seleccionados y afeitados como se ve en la figura de un manual inglés de hace siglos. Imagen de portada.

“Barr a” es entre otras cosas en Euskera, una rama parcialmente deshojada y “bar da”, el conjunto de ellas, así que no es de extrañar que en todas estas regiones se usen voces emparentadas para llamar a lo que se hace formando estructuras resistentes con este material “semielaborado”.

Para la “barda” de la guarnición de semovientes, es más usada la forma “albarda”, que tampoco viene del árabe ni hay que romperse la cabeza para encontrar una explicación diáfana; en la imagen se ve una albarda de hierro de las que se usaron hasta hace cincuenta años. Antes, las barras laterales que la armaban, eran de varas rectas y paralelas obtenidas de vástagos atados sobre un par de arcos de ramas más gruesas, “alb barda”, donde “alb-albo” es cada lado y “barda” las varas, haciendo “alb arda”, ramas a ambos lados.

Esquerra no puede tener dificultad, porque todos sabemos que “esku” es cada mano en Euskera y “errá” equivale a torpeza, así que “esku erra” es la mano torpe en contraposición a “esku oia”, mano acostumbrada o hábil (la derecha) y de ahí al significado de parte izquierda.

La “lleganya” y la legaña, son lo mismo y los diccionarios catalanes andan parcialmente acertados al referirse al vasco “lakaiña”, “fusta menuda”. Parcialmente, porque la voz de la que se deriva es “læ gañá”, donde “læ” son las coníferas, los pinos y “gaña” el exudado que sobresale, lo que surge de sus heridas, la resina, por comparación de sus gotitas turbias con las pitarras de unos ojos recién despertados.

Los que andan despistados son los latinistas, que unos la quieren derivar de “lacrima”, otros de “lemicaena”, de “gramia”, musgo… y de cosas peores.

La ignorancia es atrevida.

Discusión semejante surge de la losa, “llosa” en catalán, que los arabistas quieren que sea el nombre de una alquería de Castellón, Menéndez Pidal quería que fuera latina desde “clausa” (cerrar), pero los más certeros, sean franceses o locales, son los que apuntan a “lausa” y explican que se refiere a una roca tallada, porque ahí está la clave: “lau tza”, formada por “lau”, cuatro y “tza”, contenido, compuesto, consistente: Cuatro caras.

Para los que tenemos cierta edad, “mozo” era un término que se oía cuando llamaban a cada quinta a tallarse en el ayuntamiento o en el juzgado de paz con un aparato como el de la imagen…

La explicación oficial de su procedencia, está bien centrada en cuanto al significado, pero no en el origen que la obsesión latinista lleva a “mutilus”, mutilado, amputado… y plantea una migración fantástica al estilo filológico más cursi desde ahí hasta mozo, cuando el origen no es la mutilación, sino algo que suena parecido en Euskera: “motz il”, pelo rapado, donde “motz”es sustantivo, adjetivo y raíz verbal que significa, no la parte cortada, sino la que queda unida a la fuente e “il” es el pelo, padre del “pilus” latino, de forma que “motz il”, que ha dado en el “mutil” del Euskera, hombre joven, es aquel a quien su pelo rapado (como el “rapaz” gallego), señala como individuo aún dependiente (no libre) y que es candidato para la leva.

En catalán y en castellano se llama palangana a un recipiente ahora en desuso, pero que durante siglos servía para lavarse la cara, las manos… y poco más. Los sabios se desviven para hacerla derivar de “patella”, paila, padilla o un imaginario “palagana”, artesa de buscar oro, del ibérico “palacra”, pepita que se tropieza con la pala…, todas ellas imposibles.

El camino lógico es ir al Euskera y a su “pal-pala”, de poco relieve, casi plana… A continuación considerar que “anga” es un sufijo referido a la tipología o clase de un elemento y “na-ena” es el genitivo, así que el conjunto “pala anga ena” y su forma contracta, palangana, no dicen otra cosa que “elemento más bien plano”.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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