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!Vacaciones! (O la flojera del Latín)

La literatura está llena de anécdotas que cuentan que a personajes famosos, la caída de una manzana o el baile de unos enanitos (que la ñoñería igualitaria actual ha cambiado por monos), les acercaron a los descubrimientos de importantes leyes de la Física y de la química.

 

 

Creo que es absolutamente cierto y que funciona –incluso- para la gente corriente.

Además creo en la concatenación de sucesos que pueden suponer atajos para llegar a conclusiones y a descubrimientos, que sin esos eventos no se habrían dado tan pronto.

Ayer viendo un reportaje sobre los últimos cabreros en la solana del Jerte, el que comandaba el grupo comentaba que su estilo de vida no es tan malo, aunque a la gente de ciudad le parezca incomodísimo. Explicó con detalle, que las jornadas de desplazamiento por “cordeles” y “veredas”, si exigen trabajo constante y atención, pero que cuando llegan a los cuarteles, los días son agradables, como en vacaciones.

Casualidad doble que mañana tenga un acto sobre las vacaciones, el ocio y la cultura en el Bilbao Exhibition Centre y que la palabra vacaciones retumbara como un eco en la (habitualmente anecoica) cámara de mi oído interno…

Una visita rápida a Internet y al DRAE que hubiera calmado la curiosidad de un colegial, aumentó mi intriga porque no satisfecho con eso de que vacaciones deriva de vagar, como vago, y este, del Latín “vaccuus”, vacío, unas veces y de “vagari”, ser errante, otras, me recorrí una veintena de diccionarios para ver qué fuerza había tenido realmente el Latín 1 (si fuera verdad que venimos de él) en las demás lenguas.

En esa misma lengua, el “vago” se llama “otiosum”, voz que suena a ocio, pero, además, solo en Catalán se dice “vague” (vaga), mientras en las demás lenguas latinas, se encuentra “paresseux, preguiçoso, preguiceiro, lagnu, pigro, lenes…”, así que uno tiene la sensación de que la internacional de hipercultos se ha compinchado una vez más para sacar un conejo del sombrero del agotado mago y llenar los diccionarios con mentiras “piadosas” que cubran los agujeros que aparecen en la red del Latín desde que Internet nos deja hurgar en las bibliotecas, porque, ¿por qué no copiamos todos algo parecido a “otiosum”?.

El resultado tendría que ser decepcionante para los latinófilos ante tan magro resultado, pero creo que su coraza está a prueba de bombas: Viven de ello.

La doble casualidad del principio me llevó a la abstracción y a pensar en la vida antes de la agricultura, cuando no solo los cabreros, sino el grueso de la población se movían cientos de kilómetros con sus variadas piaras por las extensiones de Europa, haciendo larguísimas etapas y sus correspondientes “largas estancias” en los cuarteles, algunos enormes, como el Valle de Aicudia; me llevó a pensar y a recordar que en “El ADN del Euskera”, ya mencionaba el verbo “ba” como referente para la marcha, la caminata, el nomadeo.

Asimismo, el sufijo “ga, ka”, padre de la “carencia” y que significa “sin”, colocado tras “ba”, hace “ba ga”, con el significado de “alto, parada, sin caminata…”.

“Ba ga” era el estado de los pastores de antaño y de los cabreros extremeños de hogaño y era la expresión de la tranquilidad, el punto para dejar los bártulos y dormir en un cómodo “koi”; de echar un vistazo a los perros y al ganado y recrearse mirando a lo lejos y oyendo los tañidos de los cencerros propios y ajenos. Las vacaciones.

El propio vacío que dicen estar en otra etimología, es probable que no proceda del “vacivus” latino, sino que este proceda del “ba zio”, también del Euskera, literalmente sitio no ocupado, sin animales, a partir de “ba”, marcha y “zio”, motivo; es decir el valle sin balidos ni rumias.

Va siendo hora de que toda la parafernalia montada en torno al Latín y que se sustenta como el “asuquiqui” alrededor del palo y a siglos de embustes, sea analizada con una óptica adecuada.

 

1) El libro de Carme Jiménez Huerta, “No venimos del Latín”, reafirmó con otros argumentos mi sospecha desde hacía medio siglo.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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