Geología Prehistoria Toponimia

Vélez-Blanco

Y Vélez Rubio, Vélez-Málaga, Vélez de Benaudalla y otros cien como Vélez a secas, Río Vélez, Pecho de Vélez, Montaña los Vélez y unos cien más, también muchos más lugares que llevan epigrafías caprichosas o que muestran las evoluciones temporales o territoriales de nombres antiguos al perder estos el sentido, por haberse olvidado su mensaje, como “bélez” (solo uno, Velambélez), “veles” (al menos 70, como Belveles), “belez”, un par, como Rebelez, “beles”, casi cien, entre ellos varias Isabeles; también hay evoluciones “z > t”, con más de cien Veletas e incluso casos en que la “l” ha dado en “r” y “n”, como el Xesteiro de Beresma o la Sierra de Yébenes., forma esta más frecuente en Francia y Portugal

Uno de los Vélez más misteriosos es el de la antigua isla conocida como Vélez de la Gomera entre Ceuta y Melilla, (en la imagen, un gravado flamenco del XVII en que se le llamaba Velez a secas) de la que los textos españoles nada aportan sobre el posible origen de su nombre, que recientemente los bereberes dicen que llamaban “Acrath” 1) .

España era tutelar no solo de un peñón cuajado de elevaciones rocosas cada una de las cuales se remataba con una torre, sino de un tramo de costa que lo protegía, territorio que se fue abandonando según era menos necesario para la defensa cruzada o mutua de costa e isla por los avances en artillería.

Como se verá más adelante, el hecho de dar por canónica la forma más abundante, “vélez” y de relacionarla con entornos en los que suelen aparecer varios mogotes u oteros, torres o castilletes pétreos, sugiere un nombre muy antiguo y limitado a lugares de litología y geodinámica muy concreta, nombre que -si lo hubo- no consta en registros y que se supone de fonología que puede variar según las tendencias ya conocidas respecto a ese “vélez” más frecuente.

En el caso de Vélez de la Gomera, se sabe que en 1930 hubo un episodio de terremoto con elevación repentina de la costa, que transformó la isla en una península 2) , siendo posible que anteriormente hubiera en la cercanía hacia levante (desembocadura del Uad Badis, en el siguiente mapa esquemático) una “mar chica” o albufera que desapareció en algún sismo anterior y que pudieron haber llamado “lagu mera”, el lago apreciado, algo parecido a lo sucedido con la isla canaria de La Gomera (ver Eukele.com)

La foto aérea que ahora cumple 100 años muestra la doble isla aún separada de tierra. (Portada).

Dejando esta curiosidad aparte, no hay aficionado a la Toponimia que no tenga docenas de fichas abiertas con nombres discretamente llamativos como puede ser este Vélez que casi siempre viene compuesto, fichas con frecuencia no revisadas hasta que alguna noticia, algún amigo o un suceso casual vuelve a despertar el interés.

Eso me sucedió anoche con la breve pero interesante pregunta de mi amigo Omar que estaba de vacaciones en Vélez-Blanco y quería saber si me habían intrigado los “Vélez” con apellido….

Sí, me intrigaron, pero hace cuatro años dejé la ficha sin terminar, ficha que releída ahora y añadiendo a los lexemas de arriba algún otro como, “véles”, “béles”, “velet”, “belet”, “beres” e incluso “benet” y tras haber recorrido desde Canarias a Menorca y desde Almería a Galicia, Cantabria, Huesca, Guadalajara, Salamanca… y mucho mas para por fin haber conseguido una pista, haber dado con un tipo de formación del relieve que se da en muchos de los (aproximadamente) cuatrocientos lugares que son accesibles en un primer repaso.

La segunda conclusión es que no tienen valor alguno las explicaciones que se encuentran en la red y en las páginas de algunos de los municipios que llevan ese nombre, justificaciones basadas en genealogías de apellidos cántabros o vascos, que explican que Vélez y Velasco parecen ser derivados de “bela”, cuervo en Euskera, como no lo son las que tratan de asimilarlo al “vallis” latino.

La primera de estas explicaciones es de nivel colegial si no lo es de parvulario, primeramente, porque “bela” 3) es a cuervo como “verde” es a hierba, porque ese no es el verdadero nombre de los córvidos mayores, sino un calificativo genérico de color, como si se dijera “los negros”. Para los belicosos Velasco, hubiera sido más acertado relacionarlos con un gavilán o “belatz” (garras negras), ave más noble desde el punto de vista militar, pero que de la abundancia, dispersión y coincidencia de algunas características de los lugares, se está cerca de la certeza de que fue la toponimia quien estableció los nombres y no la onomástica.

El caso es que esta voz compleja aparece en la geografía escrita de diferentes maneras, siendo la más abundante, “vélez” con un ciento de casos en que se muestra de ambas maneras: Al principio (Vélez, Vélez Blanco, de Benaudalla, de Málaga, Rubio…) o al final, Altovélez, Trévelez, Viavélez, Navélez, Marivélez, Miravélez…) y tan solo un Vélez a secas.

También hay algunos casos sin acento, como Velezas en Málaga o el cerro Velezcarra a más de 1.200 metros de altura en el pre pirineo oscense.

O “veles”, muy abundante en Baleares y en forma compuesta como Mata Martinveles en Salamanca o Serra de les Veles en Tarragona, Torrent de ses Veles en Menorca.

También hay un Carrascal de Velambélez, otra vez en Salamanca y Rebelez en Navarra.

La forma “beles” vuelve a ser abundante con curiosidades como Los Cibeles en Huelva, o dos Peña del Belesar en Somosierra y Gredos, además de una docena de Belesar, Belesa, etc. hasta casi un ciento, desde Pontevedra al Cabo de Creus, pasando por Guadalajara.

En la forma contracta y tónica, “blés” se encuentra el pueblo de Establés al Norte de Guadalajara y la comarca abulense del Valle de Amblés. De la forma átona, “bles” hay cierta abundancia, destacándose Ables, Mables, Sables, Blesa de Teruel y varios Dobles, Rimbles, Nubles, etc., siendo el más curioso el Cerro Terribles entre Jaén y Almería.

Hay aún vigente en el Euskera actual un adjetivo muy usado que anuncia la singularidad, peculiaridad o rasgos distintivos de algún elemento, ser vivo o persona, “berezi-bereiz”, de sonido muy cercano a “beles-veles” y que también suele tener la acepción de “excisión, desunión”, como consecuencia de tal peculiaridad, a veces, rareza, dispersión, lo que encajaría con la multiplicidad de mogotes que hay en los entornos de estos topónimos, como en:

Altovélez en Puertollano, donde ya la mención de “castillejos”, recalca la existencia de numerosos picos secuenciados, algunos de los cuales se señalan con flechas rojas.

Con el Alto de las Isabeles, cerca de Autol, en La Rioja, sucede algo parecido, hay varios picos y el nombre de Turrax, insiste en los elementos verticales.

El Pla de Ses Veles en Mallorca y el Torrent de Ses Veles en Menorca, tienen a su alrededor varias docenas de mogotes cuyas cimas han permanecido a salvo de la agricultura.

Hay controversias como el Castellón de los Mirabeles, que en algunas cartografías viene como Miravetes, roca desafiante al Norte de Granada, que probablemente fue “müra bele” originalmente, el mogote en forma de muro, en mapa y foto.

Tampoco faltan ejemplos en Navarra, Huesca y Cataluña, Ganbeleta en Ultzama, una zona alta llena de mogotes, cuyo significado no plantea duda: “gan bele eta”; “gan” es lo alto, “bele”, mogote y “eta”, pluralizador.

Y en Toledo, la compleja sierra de los Yébenes llena de información, donde parece que la ele inicial viró a “n”; “ie”, “ye”, es el pasadizo, el puerto antiguo y “beles-benes” se refiere a los numerosos picos alineados.

 

En Vélez Rubio, la cantidad de castilletes es incontable y en Vélez Blanco, a los cerros circundantes de Almez, Carretas, Apañado, De las Cuevas, Maimón y el del propio castillo hay que sumarle otros muchos sin denominación.

Aunque no se ha encontrado la raíz fundamental, no cabe duda de que “velez- beles” está relacionado con la presencia de mogotes u oteros de forma regular, generalmente circulares.

 

[1] En lengua Thamazig, “açru” significa roca áspera y no parece un topónimo especialmente descriptivo..

[2] Algo parecido a lo que pasó en Santoña en el siglo XV, que la unió a tierra a través de la playa Nueva Berria (berria significa en Euskera, “la nueva”), lo que indica que ex esa época se alternaban Euskera y Castellano.

[3] Su nombre principal, el del género es “erroi”

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

1 Comment

  • Hola Maestro!

    Como siempre un placer leerte, y aparte de aprender, arrancar a pensar; porque a partir de lo que cuentas se me ha disparado alguna idea….

    Yo también le estuve dando vueltas a los Vélez hace ya un par de años, pero no daba en el clavo. Al leerte, he pensado en la posibilidad de que también pueda estar relacionado con la circularidad, de bild–>bil; y lo he visto al darme cuenta de que justo entre Vélez-Rubio y Vélez-Blanco está la sierra de Maimón, que es prácticamente un cierre circular: Bild-etz–>Bil-ez–>Belez. Tenía anotado el barranco de Viliz, que daba a los Velez, pero no lo he encontrado hoy.

    Y mirando los topónimos que has encontrado, en algunos de ellos podría encajar también:

    – En el visor del IGN, Vélez de Benaudalla en Granada veo que está en una planicie fluvial rodeada casi circularmente por un tajo.
    – Como curiosidad, los dos ‘Ses Veles’ de Mallorca y Menorca respectivamente coinciden en el hecho, como sugieres, de que son exactamente ‘seis’ lomas dispersas (SEI-BEL –> Ses Veles, por influencia del mallorquín).

    Por último. Desde hace tiempo, pienso que muchos ‘BE’ en elevaciones está relacionado con ‘vista’. Creo que llegamos a comentarlo. Creo que muchos BER son ‘vista hermosa’; muchos BON son ‘buena vista’; los BEASBEL)…

    Un fuerte brazo!
    PM.

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