Elemento cuyo eje se orienta de arriba abajo sin inclinarse más a un lado que a otro.
Cualquiera aprecia a simple vista cuando un poste, árbol o edificio pierde la verticalidad. Esto es así ahora, pero no hay motivo para pensar que no haya sido siempre así y nuestros antepasados han debido de conocer el concepto y haberle puesto nombre.
Sin embargo, cuando uno revisa las explicaciones”oficiales”, acaba con la impresión de que los antiguos desconocían todas estas precisiones, al menos hasta que los maestros latinos comenzaron a escribir y a citarlas en sus comunicaciones.
Así, la explicación para el concepto de verticalidad es enrevesada e increíble, cuando debiera ser algo elemental: Nos dicen que se deriva de “vertex-verticis”, que esto tiene que ver con girar y que “vertex” (vértice) era el polo sobre el que giraba la tierra (¿o el firmamento?) y que por estar en lo alto, en la cumbre, lo vertical tomó ese nombre.
Aparte de alguna lengua nórdica, del Griego (“kathakoriphos”) y de las indias, que son muy diferentes, las demás se diferencian muy poco del “vertex”, así que para los sabios ha estado fácil postular eso del giro del Universo y lo vertical.
Pero mi experiencia en los campamentos juveniles e incluso antes, cuando con diez años me regaló mi abuelo una navaja por haber aprobado “el ingreso” es que toda la obsesión de los niños cuando íbamos al monte era la de encontrar varas de avellano, castaño o fresno y cortar una recta y flexible que usábamos para todo y que luego dejábamos escondida bajo algún carro.
Esta tendencia de los humanos a conseguirse una prolongación ideal de su cuerpo, ha debido ser común a todas las civilizaciones primitivas y las varas rectas han sido –con seguridad- las primeras herramientas que se han usado antes de añadirles piedras, tiras de cuero o láminas de metal, por lo que han debido de tener nombres muy concretos que definieran las propiedades de sus maderas, los tamaños, su grado de endurecimiento al fuego, etc.
Es probable que el nombre común fuera “pértiga” o algo muy parecido, una vara larga y flexible, aunque los sabios nos desarman cualquier intención escrutadora certificando que pértiga deriva de “pertica”, que es una alteración de la voz latina “perca”, que significa vara.
Normalmente quien consulta una de estas curiosidades, se conforma con lo leído y se va sin resolver nada, pero si el investigador continúa, pronto percibe la flojedad de esos argumentos; por ejemplo, no es cierto que “perca” signifique vara, elemento que suele llamarse “virga, férula, fustis…”.
Si volvemos al monte y damos con un viejo fresno que quiere revivir, lo más probable es que de sus raíces salgan varios chupones, brotes o vástagos enhiestos y verticales, que cuando tienen dos o tres savias pueden alcanzar los cuatro metros de largo y tener un diámetro ideal para asirlos en la mano. Este material ha tenido que ser muy demandado desde la antigüedad porque ahora mismo en el tiempo de las aramidas y la fibra de carbono, no hay nada que emule las prestaciones de una buena vara o pértiga.
Porque este es su nombre original, que no viene de “perca” (en Latín “perca” solo es un pez que en Griego se dice “perka”), nombre originado en “ber (t) iga” la forma genuina que contiene dos lexemas muy descriptivos; “berr” de nuevo, que se refiere a un renuevo vegetal, una parte joven que sale de lo viejo e “iga”que es la elevación, la huída hacia la luz por entre las ramas del viejo árbol.
La “t” mejora la sonoridad y el enlace entre “r” e “i” y nos da la “bertiga” que se ha transformado en pértiga y que ha sido durante milenios el apéndice imprescindible para alejar a las fieras, manejar el ganado, preparar empalizadas provisionales, hacer jaulas y vivacs y mil cosas más que han hecho posible la supervivencia de nuestros antepasados y a las que jugábamos los niños de hace sesenta años.
Su nombre explica, que el adjetivo vertical viene de esas pértigas tan rectas y flexibles con las que se empezó haciendo útiles y se terminó haciendo lanzas como las de Breda y no de la “perca” latina.
Hola Javi,
Estoy totalmente de acuerdo con lo que explicas acerca de pértiga y vertical. No son voces latinas. Es una pena que nuestros académicos no investiguen y den por buena la sarta de mentiras que se ha tejido en torno al origen de las lenguas romances.
Por cierto, es muy probable que el verbo pertinaz (algo duradero o persistente), también se origine en la raíz «berr» (el brote nuevo, el duradero).
Un abrazo.