La etimología de esta voz catalana profusamente usada no está nada clara, aunque la corriente cultural dominante plantea asignarla al latín “côtem” (muela de afilar), a partir de alguna voz prerromana desconocida.
Es muy artificioso pensar que para llamar a un canto rodado que, en playas marinas, en algunas riberas de ríos y en terrazas fluviales colgadas aparecería por millones en grandes placeres, se le pusiera el nombre de un útil tecnológico de la edad de los metales…
Es difícil asumir que de un supuesto “côtem” se pasara a “cotulus”, a “codulus” y a “còdul”, siendo más probable que la voz original fuera ya más cercana al actual “còdul”, partiendo de una de las acepciones de “kot” en euskera, que además de escuadra (inserción a 90º), significa codo y a la vez, “elemento de proporciones equilibradas”, algo sin bordes, sin prolongaciones, sin huecos… algo en realidad, redondeado, tendente a la perfección de la esfera…
Ver la explicación para “kot” en El ADN del Euskera en 1500 partículas.
El otro componente, pudo ser “ula”, que sintetiza la forma física o manera de comportamiento, de manera que “kot ula” se referiría no a un elemento aislado (los cantos rodados aparecen en grandes masas, imagen de portada) sino a una playa de cantos, voz que apocopada quedó en “kotul” y la sonorización cultural transformó en “còdul”, sin pasar -para nada- por el latín.
En valencià, cudol, con la o acentuada y abierta.
Como Codés…
Saludos, Beatriz.
En la provincia de Guadalajara, cerca del pueblo soriano donde veraneo, hay un pueblito que se llama Codes. Las casas están en lo alto de un monte que destaca por su gran tamaño, su redondez y la ausencia de aristas. Un KOT AITZ perfecto.