No es tarea fácil perseguir este nombre de lugar y hacerlo con acierto, porque además de importante históricamente (y muy ubicuo), ha sido torturado durante siglos con grafías inadecuadas por su peculiar sonido y la carencia de signos ideales para representarlo.
Hay Jerez (con la forma actual y cierta importancia civil) en lugares tan distantes como Las Palmas, Cádiz, Badajoz o Granada; hay otros “jerez menores” en Murcia, en Sierra Nevada y en veinte lugares más, habiendo además casi un ciento más simples o compuestos por la geografía española con esa escritura y otro ciento con formas cercanas como “xérez, seres, iérez, jerec, jeres, lérez, xeres, cerez, cheres, jelez, cherrez, yerez…” que a todos nos parecen parientes, pero no es fácil determinar el linaje.
En Portugal hay “Xerez de Baixo” en la vega del Guadiana, lugar donde los antecesores del paleolítico descuartizaban la caza…
Para el Jerez gaditano, se suele decir que el mapa de 1154 de Al Idrisi, registra “Seris” escrito por primera vez y desde entonces se ha modificado su grafía -por lo menos- a “xerez” y “jerez”, pero ni era voz árabe ni nadie ha apostado por un significado coherente.
Lo oficial en España es admitir que el Jerez primordial es este gaditano, que tiene raíces anteriores a la época romana y musulmana y si no se está conforme con esa antigüedad, se va al fenicio donde alguien dirá que, Xera se llamaba esa costa que los romanos llamaron en Ceret o Seret y luego, los visigodos Seritium o Xeritium.
Los musulmanes conocieron ya la ciudad edificada y la escribieron como se ha dicho arriba, شريش (Sherish).
Esa simplificación está muy bien para quien quiera creerlo, pero la multiplicidad de lugares con un tramo sonoro muy parecido, susurra que no ha habido “ceret” que valga en todos ellos ni los supuestos fenicios han entrado jamás unas pocas leguas tierra adentro para dejar nombres en tierras interiores.
En ausencia de cualquier información razonable para esos nombres, se van a recorrer varios “jerez” para tratar de dar con algún factor común en ellos:
El barranco de los “Céceres” en el último tramo del Guadiana, la aldeíta de O Fonxérez en Lugo, Les Useres en Castellón al pie de un largo borde rocoso, Jerecull (Xiricull) que al borde de la Sierra Gallinera se remata en el Cavall Bernat de Oliva con estas rocas y simas (imagen)…

La Jerecita, en plena llanura de La Sagra, está junto a la sierrita de apenas kilómetro y medio que llaman Monte Magán.
No se encuentra más que un “Jeres” con “s” en el Picón de Jeres, otro en el Puerto de Jeres y el tercero en el Rio de Puerto Jeres, todos junto al Mulhacén en Sierra Nevada, aparte de en multitud de aparentes referencias a “mujeres”, como Mata Mujeres, Matamujeres, Acequia de las Mujeres, numerosos Arroyo y Fuente de las Mujeres, Barranco de las Mujeres, Cerro de las Malas Mujeres; varios Arroyo de Matamujeres, Laguna de Las Mujeres, Loma de las Mujeres, Mujeres Muertas, Obtar de Mujeres, Peña de las Mujeres, Playa de las Mujeres y Zurramujeres, donde la jota podría ser una grafía que sustituye a la “ʤ” y no se trata de mujeres sino de formas de la corteza.
Este último, un predio en la zona de Covarrubias, que se localiza al final de una sierrita fina y alargada, de unos cuatro kilómetros, que en el último de ellos acoge el Alto de Mazariegos y varias canteras de caliza.
Con la forma “xeres” en la zona catalana, podrían referirse a explotaciones de cal y yeseras, varias “Serra de les Guixeres” que -además- concentran riscos llamativos:

Xeresa, primero barranco y luego explanada costera rodeada de riscos cerca de Gandía, tiene la configuración ideal de pequeñas sierras que compartimentan el espacio, creando una especie de “coso” que por oriente se cierra con el marjal y en su día llegó a tener una especie de puerta de entrada, donde después se edificó la población, espacio de más de 200 has. suficiente para confinar uno o más rebaños durante un tiempo de manejo, forma que se indica con trazos amarillos en la siguiente imagen:

En la zona de La Garrotxa hay algunos “lleixeres”, que podrían interpretarse como franjas planas (especie de baldas o corredores) en las laderas o incluso en los fondos de los valles.
En el valle de Baztán y alrededores, hay varios nombres del tipo Gereziaín y en ellos, la morfología de pequeñas colinas, también predispone a la formación de “apartaderos” en los que confinar el ganado. Imagen.

En el borde meridional de la llanada alavesa al pie de la Sierra de Urbasa, nacedero del río Zadorra que bordeará Vitoria por el Norte, hay Arrierez, predio que muestra una hendidura en la roca de transición entre valle y sierra.
Y en Galicia hay la aldea de Lérez sobre el tramo medio del río Lérez, que con sus casi 40 kms es uno de los célebres de esa tierra y que en los tramos altos está muy encajado, contrastando con el pantano, casi marisma que forma en su desagüe en Pontevedra (a Xunqueira de Lérez). Foto antigua.
El Barranco de Berlindiérez entre Zaragoza y Guadalajara, son en realidad media docena de barrancos paralelos que forman especie de cajones…
En resumen, el entorno del Jerez principal ha sido modificado y edificado desde hace tanto tiempo que los rasgos de su morfología han quedado “empastados” por lo urbano y no es fácil dar con la clave del significado original de su nombre que se supone algo así como “xeret”, forma muy parecida a las vascas “xeratu”, verbo que señala atracción, acercamiento, concentración y también de “zeretu”, que es adueñarse, hacerse con algo.
Se plantea que, de forma parecida a lo visto en varios de los lugares de fonética parecida, pudo haber en este Jerez principal alguna configuración de rocas o laderas que favorecieran el acoso y cierre de ganado para separarlo, clasificarlo y -en suma-, manejarlo y optimizar su valor, potencial en el que pudo basarse la tradición ferial de la ciudad que se comprueba documentalmente hacia 1200, pero que -seguro- que ya se practicó milenios atrás.
El lugar más adecuado sería la solana al pie del alcázar, entorno donde se han encontrado indicios de habitación en el calcolítico para ir cambiando hacia Puerta Real y la calle de Francos, Arco de Santiago, Calle Muro, Alameda Vieja, a las playas de San Telmo, y algo más tarde, a la Cañada de Caulina.
Con el cambio de vida a la agricultura, esa actividad de captura y doma se fue perdiendo y los motivos de los nombres, olvidándose, aunque los nombres sobrevivieron a dominios diferentes y a grafías exóticas.
Jarez, lugar de juntamiento de ganados, quizás especialmente equino. Imagen de portada
