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Cara

Cara, carita dicen los andaluces, cara los gallegos, catalanes y castellanos, mientras los portugueses dicen faz o rostro, en rumano “fata” y en el referente latín facies.

Cierto es que en castellano se usa también la faz (y la facha, para decir aspecto), tanto como semblante, jeta o rostro, pero la cara es la indiscutible expresión de una persona y su parte representativa.

¿De donde nos dicen que viene?

Los sabios no escatiman esfuerzos para relacionarla con el latín aunque sea forzándola a través de variantes del griego “céfalos” o recogiendo referencias inconexas.

A principios del XVII, Covarrubias dijo “Dixose cara del nombre Griego “Κάρά”, que vale caput” y desde entonces, gente sin y con criterio, lo han repetido, aunque a cualquiera se le antoje absurdo llamar cara a la cabeza y esta gracia de Esteban se hizo viral, contagiando a sabios y necios; así, Corominas a finales del siglo pasado reincidía en lo propuesto por el autor de ese Tesoro y ya nadie lo discute: “Hacia 1140, quizá del gr.  Kára, ‘cabeza’”.

No va a ser fácil convencer a nadie de que “kara” fue originalmente una voz vasca que se refería a la parte más característica de algo, la traza, el aspecto y que su valor se perdió, conservándose solo como sufijo, por ejemplo, cuando se dice “eurikara dago”, más o menos, “amenaza lluvia” o cuando se manifiesta algo, como el celo de las ovejas en “ardikara”; es decir, “kara” era la confirmación y la esencia de un elemento o un proceso inminente.

Esta “kara” al comienzo, también significaba figura, traza, muestra, exhibición, estandarte, parte más visible… así figura en voces vascas y castellanas como kara, caraba y cárabo, carabela, caracol, carácter, carajo, carama, carambola, caramillo, carátula, carantoña, carasol, caravana…

El mismo garabato que se refiere a letras mal trazadas, ilegibles, se forma con “kara batu”, donde “kara” es la traza y “batu”, amontonamiento, desorden.

La caraba, algo inesperado, espectacular, puede explicarse por “kara aba”, forma muy parecida al cárabo, relacionada con una faz que es “todo boca” a partir de “kara”, traza y “aba-abo”, boca. En el caso del ave parecida a un búho pequeño, el “cárabo”, debido a la marcada concavidad que forma su faz para captar en el silencio de la noche, los ruidos de sus desdichadas presas. Imagen de la faz de un cárabo.

La carabela se caracterizaba por llevar una vela muy aproada, a veces sobresaliendo del casco del barco merced al botalón, así que su significado obvio es “vela frontal”, atravesada; algo que posiblemente marcó una novedad respecto a la vela diagonal que se ceñía a lo largo del casco en los orígenes hasta que las velas cuadras se impusieron. Imagen de portada.

Caracol y caracola son algo muy parecido en su semántica que procede de dos conceptos, el agujero o pasadizo y la situación frontal; así el caracol se asoma y saca su cuerpo por el único hueco de su envoltura, el opuesto al culo o punta trasera, ósea, el frente.

Tanto para el carácter o personalidad, como para los caracteres que son las distintas letras, se nos vende la solución griega de “kharakter”, quien graba, relacionado con “kharax”, estaca afilada, pero la duda es profunda,  llevando a pensar que el origen está en la imagen, la traza (“kara”) y no en el instrumento ni en el agente, como sucede con el  españolísimo “carajo” con el que los sabios de pedal disparatean ora porfiando que “nunca se sabrá de donde procede”, ora diciendo que es una parte de los barcos o -algunos- atreviéndose de forma timorata a relacionarlo con el miembro masculino, cuando tal origen es el correcto, con matices.

Ya se ha dicho que “kara” es la parte frontal, el frontispicio de un edificio, la parte expuesta de un roquedo, la cara o la delantera del cuerpo de un personaje.

A la vez, “aio, ajo” es la expresión contracta al máximo de algo enhiesto, así que “kara ajo”, como se dice en gallego y como se sobreentiende en todas partes, es un pene en máxima erección asomando por el frente e “irse al carajo”, implicaba la sumisión de alguien a manipular ese elemento.

En cuanto a la carama, muy poca gente conoce este meteoro invernal que consiste en la precipitación de cristales de hielo formando una cubierta porosa sobre elementos reticulados como árboles sin hojas, mallas o alambres.

Su nombre, “kara ma”, es como una frase que viene a decir algo así como “forma una careta”, donde “ma” es el sufijo de creación o generación. Ver imagen.

La carambola parece indicar “golpe de lleno” según “karan”, genitivo de cara y bola, el elemento que golpea: Golpe en plena cara.

El caramillo es una pequeña flauta que se toca proyectándose hacia adelante, con lo que parece un apéndice de la cara; esto es lo que significa “milo” en euskera, una discontinuidad, que en el terreno puede ser un montículo y con respecto a la cara del músico y con sorna por su tamaño, se bautiza como “un pegote”.

Para la carátula, parece adecuado el adjetivo “aul”, flojo, tenue, endeble, que aplicado a la “kara” mediante un “t” intervocálica, dio la “cara secundaria”, quedando en “kara (t) aul a” y carátula, quizá en origen una careta, pero hoy, el forro de libros u otros productos de consumo.

Tampoco aciertan los sabios (¿cómo van a acertar si lo único que hacen es buscar en viejos libros que escribieron otros peor informados que ellos?) al plantear que carantoña sea una cara vieja y enmascarada de maquillajes… “Andoi” es en euskera el fenómeno que sucede cuando un miembro relajado se tensa o hincha, cuando la piel reacciona positivamente a un estímulo; así, la carantoña, originalmente “karantoia”, se refería a la aceptación por un tercero de alguna caricia o ánimo.

El carasol parece una voz híbrida de “kara”, frontal y “sol” y la caravana, posiblemente porque solo disponía de un acceso practicable al exterior: “kara bana”, frontal único.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

2 Comments

  • Me encanta la naturalidad con la que aparecen hermosos penes en tu web, amigo, tanto para el carajo, como para el prepucio. Ya me presentarás a sus propietarios! Aparte de esto, magnífico repaso a una partícula tan presente en nuestros idiomas

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