La Sierra de Guadarrama es el elemento físico más importante de la docena larga de los que llevan ese nombre en nuestra geografía; se trata de la zona media del macizo central en un tramo de más de ochenta kilómetros en que su dirección tiende a ser Suroeste-Nordeste.

Le sigue en importancia el Río Guadarrama que nace en la zona meridional y oriental de la sierra, concretamente en el Valle de la Fuenfría de Cercedilla (Madrid) y tras unos ciento treinta kilómetros, desagua en el Tajo en la provincia de Toledo

Otros elementos con ese nombre, o bien son de una escala mucho menor, como el Arroyo de Guadarrama en Ciudad Real (Villalba de Calatrava), un otero llamado Guadarrama y el pequeño arroyo (apenas tres kilómetros) de igual nombre en Martos, Jaén; un y cerro con igual nombre en Navalagamella (Madrid), o se trata de aldeas o poblaciones de la cuenca del río, como el propio Guadarrama, Guadarrama de Abajo y Arriba, Puerto de Guadarrama, etc.
Los etimologistas tradicionales, demasiado propensos a la historiografía y a asignar orígenes al árabe, griego o latín en cuanto algún elemento del nombre contiene partes asimilables a esos idiomas, no dudan en asegurar mayoritariamente que el nombre proviene del río que en árabe sería “Wādī-r-Raml”, Guadiarrámel, Guadarrama, el río de la arena, siendo muchos menos los que plantean que el nombre sea latino y provenga de la sierra “aquae divergia” que evolucionó a “aquae dirama” y “Guadarrama”, basándose en el efecto de divisoria Duero/Tajo que ejerce la sierra.
En contra de estos planteamientos, hay que decir que ni el Guadarrama se distingue de otros afluentes del tajo como el Alberche o Jarama por sus acarreos de arena, ni la Sierra de Guadarrama es la única que divide aguas; además, todos los componentes de Guadarrama excluido “guad”[1], están sobradamente representados en la toponimia: Aguarrama, Jarrama, Arramal, Zarrama, Carramanchel, Guarrama, Garrama, La Garrama, Garramar, Guadarramilla…
Pero en Toponimia, más que convenir, es necesaria una revisión del ámbito físico del nombre, espacio que puede ser limitado como en una fuente o un cerro, pero extenso y difuso en casos de ríos y sierras principalmente.
Esta revisión aplicada a los casi cien kilómetros de sierra muestra unas laderas relativamente tendidas y regulares en la vertiente del Duero y mucho más abruptas y con fracturas y desprendimientos en la del Tajo, que en el mapa siguiente recoge la mayor concentración de estos “mordiscos” que en su momento se describían como “arra”, raíz del arranque de materiales, que también describe los arañazos, el raído, la hendidura, fresado, destrozo.

Imagen de Portada, vista del Hoyo Borrascoso.
La desinencia “ama” completa la idea de que estos derrumbes, son los mayores.
Así, “arrama” significaría los grandes desprendimientos siendo originalmente el nombre de las cumbres en los que se inician y que luego se aplicó a uno de los ríos que nacía en el límite de su ladera oriental: Guadarrama.
[1] Es discutible que el propio “guadi”, barranco en árabe no sea de origen vasco, “u a di”, que significa aguazal, “las aguas”.
