Cuerpo geométrico con caras planas que forman generatrices paralelas o/y coincidentes. Se da en numerosas cristalizaciones de sales.
No hay voz en los diccionarios de todo el mundo con menos variabilidad que “prisma”, así que nuestros sabios lo han tenido fácil, han buscado la forma más antigua escrita, resultando ser la griega y entonces, han asignado la paternidad al que han pillado durmiendo con la doncella.
Es una fórmula sencilla y con una buena disculpa, así que el prisma quedó asignado al Griego y sirvió y sirve para confirmar el carácter científico de esta lengua y su gran preocupación por el racionalismo.
Pero nadie se ha preguntado si “prisma” significa algo en Griego; si hay algún mensaje en sus fonemas o si es una conclusión “eurékida”, de feliz idea.
Eso no preocupa a nadie.
¿Cuáles fueron los primeros prismas que manejó la humanidad?
¿Quién mejor que nuestros antepasados merodeadores para hurgar entre las grietas de las rocas, en los lugares donde crecen cristales para meter la mano y llevar ante los ancianos de la tribu un racimo de cristales de cuarzo que elevados hacia el sol llenaban el suelo de irisaciones?.
Irisaciones que ya se conocían por las primeras gotitas de agua de un chaparrón contra el sol que ellos llamaban “ir íz” (arco iris, agua-luz), así que el disponer de unas piedras transparentes que alzadas contra la luz, la filtraban llenando el suelo de colores, era, sencillamente, “be iris ma”, donde “be, pe” es el suelo donde se proyecta el espectro, “iris”, el fenómeno de la lluvia y la luz y “ma”, quien lo genera: El “pe iris ma”, el Prisma.