En Toponimia, una cuestión permanente es la de distinguir si son artículos o no, las partículas que fijas o no, anteceden a infinidad de supuestos nombres y que suelen complicar la etimología. Las más frecuentes, sobre unos 300.000 nombres analizados (sin contar los portadores del artículo determinado gallego “a”, bastante fácil de distinguir), por orden de frecuencia son: “la” con un 33%, “el”, con un 30; “los”, con alrededor de un 15, “las”, con algo menos, “els” no llega al 1% (como el balear “as”) y “un”, con apenas un uno por mil.
Así, en el título de este ensayo, tres de los cuatro nombres plantean dudas.
En castellano, la coma es solamente el signo de partición, pero en las lenguas peninsulares aún hay otras acepciones para la coma, así que Santiago, un asiduo lector de Eukele.com me proponía hace poco estudiar el término “Coma” que en Catalán y Valenciano suele significar “valle” y que los etimologistas de esa lengua lo asignan al occitano antiguo “comba”, relacionándolo con lenguas celtas y que los franceses (con el mismo manual) atribuyen al galo “cumba”, de igual acepción, pero todos ellos lo hacen sin mucha convicción, porque no está nada claro que las localizaciones de las “comas” en el territorio confirmen ese concepto de apacible vaguada.
Komma en griego es una partición y koma, un tiempo del verbo keimai, tumbarse, así que tanto el signo ortográfico como la pérdida de sentido (estar en coma), se han relacionado por los hipercultos con esas opciones griegas.
Si se buscan aparentes derivados toponímicos, no faltan tales que Cometa, Cometes, Cometo, no tan abundantes como la propia “Coma”, pero con parecido reparto o distribución abundante en el levante.
La Cometa más occidental está repetida en la Playa y Punta de La Cometa en Gran Canaria, sospechosamente -por lo que luego se explica- en la costa bajo la Montaña Blanca, en una geografía en que la roca e incluso el suelo, son muy oscuros por el origen volcánico. Mapa.
Vuelve a aparecer este nombre en Almonacid, Toledo, en Ejea de los Caballeros, Sabiñánigo en una zona de más de cien hectáreas de afloración de yesos y luego, hacia levante, aumenta radicalmente la reiteración, como barranc, bosc, plá, puig, racó o Torrent de La Cometa, llegando a una cincuentena.
Aunque todo el mundo sabe lo que es una cometa, es difícil relacionar este astro con lugares de la superficie de la tierra, como difícil es creer que hubiera que haber esperado a que los griegos determinaran que las cometas parecían cabelleras deshilachadas y les llamaran “cometes”, cuando ellos llaman principalmente “malliá” a esta forma de cabello suelto. Difícil también, pero habitual creer que los romanos tomaran voces griegas como “cometa” para llamar así a la “stella crinita” y que casi todas las lenguas copiaran esa voz, abandonando la propia, cuando los pueblos primitivos conocerían el fenómeno desde tiempos inmemoriales y lo lógico es que les llamara la atención por su brillo y estaticidad comparada con otros astros dinámicos como las estrellas fugaces. Imagen de portada.
Desde ese punto de vista, es oportuno destacar que hay una voz vasca para llamar a los elementos y ambientes más claros, luminosos o destellantes que su entorno: “Goma”, así que, sin descartar que la propia cometa que en euskera oficial actual se llama “kometa”, en algunos dialectos se llama “allizar”, variante de “ail izar”, estrella vigilante o estrella excitante.
Así que se han revisado algunos topónimos que contienen ese morfema y su equivalente sordo, “koma, coma”, sin descartar que la propia cometa astro, pudiera originarse en “gom eta”, los resplandores, versión más racional y sensata que la mítica referencia a la cabellera o al tumbarse y se ha comprobado que casi todos estos lugares desde Galicia a Cataluña, se corresponden con cimas en las que hay amplios paños rocosos claros, que las hacen fácilmente distinguibles.
El Chao de Comado en Barreiros, se caracteriza por ser un alto relativo, donde unas hectáreas de roca muy blanca orientadas al Sur lo hacen fácilmente distinguible. Esta misma condición se da en el Pico Comañil (Sª Serrantina en Asturias) y en su cercano Pico de Comals.
Coma es un término toponímico que en su forma elemental apenas se encuentra en seis lugares, sin embargo, con aparente artículo en singular o plural y con otros complementos, se acerca a cuatrocientos y formando parte de nombres más complejos, como Comadellá, Valdecomadres ó Fondo de la Coma, pueden llagar a mil cuatrocientos, la mayor parte de ellos en las zonas de lengua catalana, valenciana y balear.
El Puig de Coma Dolce (pico agudo de 2500 m. en el Languedoc), el de Coma d’Or de 2800 en la Cerdaña, los de la Coma Chireta y de Varilles en Andorra, el Veinat d’en Coma y el Puy de Come, volcán con su cima clara (imagen) en Francia; incluso el Monte Comero en los Apeninos, cumplen esa condición estética.
Como el Tuc de La Cometa o Pico Cometa, que es una cumbre resplandeciente de casi 2500 metros en el Alt Urgell.
Gomaran en Kuartango, Álava, es una planicie estéril y muy luminosa que se halla en el extremo NE de la Sierra de Badaya.
El Alto de Gomare en la sierra de Gata es otro punto muy claro y visible desde una amplia cuenca por el Sur, valle del río Árrago y el de Gómare en La Demanda, con casi 2.000 metros, es igualmente claro y visible desde Urbión, kilómetros al Sur. Imágenes siguientes.
El Cerro de La Goma en el Parque de los Alcornocales, marca el comienzo de las dunas de La Janda y muestra en su cima unas llamativas franjas claras de hasta quince metros de grosor, pero, también una laguna residual de varias hectáreas al pie y con él comienzan otras coincidencias de posibles lagos desaparecidos o muy menguados.
Gómara en Soria, tiene hacia el Sur el alto de La Atalaya con su alcor de dolomías casi blancas, que es visible como un semáforo y la rambla de Gómara en la almeriense Sierra de Almagro, tiene el arranque y gran parte de sus casi diez kilómetros entre montes pelados y muy claros.
Y es que con la aparición del posible artículo “la”, se complican las cosas para La Goma, La Coma y La Cometa, porque resolviendo la partición según “lago ma”, “laco ma” ó “laco meta”, el significado pasa a la hidronimia, planteando que pudo haber un lago o varios y aún queda uno residual, circunstancia que vuelve a plantearse, por ejemplo, en el Urgell, donde el Pla de la Cometa aún conserva una laguna residual y hay indicios de que antes hubo varias.
Presencia de lagos que comienza a complicarse con estrechos pero abruptos pequeños barrancos y ramblas; Atalaya de las Comas en Toledo, Barranc de la Coma en Aigües Tortes, en Tremp, donde un lago original fue recrecido para crear el embalse que llaman de La Coma (imagen siguiente), cerca de Igualada, en El Camp y el Baix Camp, barranco de comienzo abrupto y final creando la llanada del aeropuerto de Reus en la que -seguro- hubo lagunas; también en el Baix Maestrat ya en Castellón.
Hacia el Este, hasta docena y media más de Barrancs de la Coma de tal o cual…, en Tarragona (4), Girona (2), Lérida (8)…
En la zona de lengua catalana, también hay abundancia del término “Clot” (fosa, hoya) seguido de La Coma, rebajándose la densidad hacia Sur y Oeste, aunque en Guadalajara se encuentra el Barranco de Carcomas y aún hay Comas en Huesca, Segovia e incluso Valladolid.
También es cierto que apenas hay población en ellas y La Coma, única población acomodada en el barranco del río Cardener en Girona, puede deber su nombre a los cercanos Roques del Minguell, de factura agreste y blanca.
Es posible que -incluso- La Zoma (rara, pero con una docena de casos) sea una sonorización de “lacoma” (ya se trató periféricamente al hablar Almonacid de La Cuba)
Comella, comellar, que en catalán se usa como cañada e indiferenciadamente como fondo de relleno por desprendimientos en fosas o barrancos, cuya etimología se desconoce, quizás esté relacionada con el color claro (“koma”) de hastiales y suelos, por lo reciente de su generación.
La Montaña de la Goma en Fuerteventura, es la más occidental y de lava más clara que otras, formando un “malpaís”.
Lo analizado aquí pone en duda que “coma” pueda relacionarse con la idea de valle, estando más cercana a la condición de entornos de roca desnuda o suelos “pelados” y claros, tales que cimas muy castigadas, laderas con desprendimientos y hastiales de barrancos, si bien es cierto que cuando aparece como “la coma” es a menudo en lugares muy planos creados por fenómenos aluviales prolongados y en los que suele haber restos o indicios de lagos pretéritos.