Euskera Sociedad

Alegría, alai garria.

Beatitas, beatitude, beatitüdo, felicitäs, gaudium, hilaritas, lætitia….mira que hay formas en latín para expresar el júbilo; mira que los franceses dicen bonheur y los occitanos bonaürança, los italianos y corsos, felicitá, los ligures y lombardos feliçitae, felixitaa; hasta el esperanto eligió “feliço”, gallegos y portugueses, felicidade, los rumanos fericire y solo los catalanes y castellanos han tenido que tomar algo tan distinto como alegría…

Mira que es curioso que ya hace cuatro siglos el incansable Covarrubias dedicara una página de su Tesoro a advertir de los peligros de la alegría… y no citara ¡para nada! que tuviera la mínima relación con el latín, godo, griego, árabe ni hebreo que eran sus cinco recursos balsámicos de su Fierabrás…

Curioso y sospechoso que aún ahora el DRAE se salga con un lacónico ” … de alegre” y sean sus “proxys” quienes se asomen a lo público a hacer el ridículo diciendo que “viene del latín alacer, alacris… vivaz, animado…”; pero, ¿Qué tendrá que ver la alegría con la velocidad, con andar escopetado, con tener alas?…

Para explicarlo se van al latín vulgar (¿qué es eso?, ¿dónde está?), recurso de los desesperados y a que Isidoro (que nunca dice cómo habla el pueblo, que vive en su palacio alejado de la chusma) lo menciona en sus Etymologías?

No es cosa de vulgaridades su origen, sino de una lengua milenaria que nadie quiere indagar, en la cual, “alai” es la raíz de expresión genuina del júbilo, “alaitasuna”, de la felicidad que -como dice Covarrubias, “se sale del cuerpo”, voz que cualquier vasco conoce porque se usa mucho en combinación con “jai”, fiesta; tanto que la cadena internacional de frontones desde Gernika a Miami y de México a China tiene su lema en “Jai Alai”, fiesta alegre como reclamo del juego de pelota, un espectáculo que no puede faltar en las alegres celebraciones vascas.

¿Cómo se formo la alegría a partir de alai?… Muy sencillo, la forma exacta, con al adverbio «garri», «alai garria», digno de felicidad… aunque también es posible que fuera con la adición a ese concepto («alai») de la desinencia “kera”, situación, modo, estado de…; así, “alai kera”, estado de alegría, pudo dar “alegra”, voz matriz de la alegría y no ha habido latín vulgar ni alquimia o misterio de ningún tipo en esta voz que el castellano y catalán han preservado… mejor que el propio vascuence.

 

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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