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Bembézar (río)

Aunque Madoz lo definía como un río de once leguas, menos de 60 kilómetros, por las provincias de Badajoz y Córdoba; yo le he medido cien, aunque gran parte de ellos con infinidad de meandros, no se aprecian hoy en día por estar ocultos bajo las aguas de los embalses de Hornachuelos y Bembézar.

De todo su recorrido, apenas un poco de la cola y otro del final, ya en la vega del Guadalquivir son tierras fértiles, mientras el resto consiste en estrechos valles, a veces muy peraltados que discurren por terrenos de geología muy antigua, con vegetación termófila y xerofítica, sin otras carreteras que las que lo cruzan y con solo una “senda verde” por su margen derecha que a veces se interrumpe, creando paisajes tan sugerentes como los del Serengueti, como este punto donde se le une el Benejarafe.

Un entorno de alrededor de 20.000 hectáreas de estado cuasi natural y apenas intervenido por las oscilaciones artificiales de los embalses y por la acción de rotura de la comunicación que estos provocan. Estos embalses facilitaron la creación por el Instituto de Colonización del régimen de Franco de poblados como Bembézar del Caudillo (este, inaugurado en 1958 como se ve en el cartel del IRYDA en la foto de portada), pedanía que ya ha perdido la cola con que le bautizaron.

“Bemb” es un morfema poco abundante, pero en su saga hay otros como “belm, belb, belv, benv, memb, melb, pemb, pelv…”, incluso “berb, verb, verv…”, no todos frecuentes, pero que dan fe de que, a lo largo de periodos indeterminados hubo en España[1] nombres de lugar cuya fonética exacta se desconoce, pero que dieron lugar a nombres como los que se van a ver aquí, probablemente todos ellos originados en “men” (y su variante sonora “ben”), auténtico, verdadero, neto, modélico…

En total rondan unos seiscientos sitios con esas grafías entre las que la estudiada hoy tiene una presencia mínima, pero se intuye que el exceso de “memb” es debido a las correcciones ortográficas de los últimos siglos, como lo es la ausencia de la “n” con representantes de “benb” y “menb”, aunque se haya colado un único Valdemenbrillo al Norte de Alcorcón.

El “bemb” del río Bembézar, es un morfema con una presencia modesta (unas 20 veces).

Es posible que el nombre original del río fuera “ben bez zar”, donde el segundo morfema, es en realidad un lexema verbal cuya raíz se refiere al dominio, la doma o el sometimiento que cuando se refiere a una corriente de agua, da a entender que está encajonada y si es un río, que su trazado es inamovible.

Esto es coherente con la tipología del río y con el último lexema, “zar”; contracción de “zahar”, antiguo, ancestral, quedando su prosodia definitiva y estable como “benbezar”, con el mensaje de “constreñido desde muy antiguo”, nombre que a los avispados académicos les sugería una fácil corrección a Bembézar.

Se deja para otro ensayo el estudio detallado de esos veinte casos entre los que destaca un Bembibre cerca de Ponferrada que la erudición relaciona -sin fundamento- con la Paemaióbriga prerromana y que los sabios de gabinete (en un exceso de inteligencia) explican como lugar de “benevivere” o de buena vida.

Hay otro en La Coruña y un tercero en Viana do Bolo, Orense.

La variante con “l”, como los Belbimbre, arroyo y población, aunque separados cincuenta kilómetros en Burgos, también tiene presencia en otros lugares como la Ermita de la Virgen de Belbis en el cerro del Resquicio, un cerro testigo muy erosionado en Cuenca; imagen siguiente.

O su réplica (con acento) en El Cerrato, la Ermita de Nuestra Señora de Belbís.

Los caprichos ortográficos, generalmente carecen de fundamento, lo mismo ponen “b” que “v” como en el Belvís de Puertollano, el de Monroy (que se trató hace unos días) y otros varios lugares con ese nombre en Galicia, Jaén y Cáceres, así que hoy es oportuno comentar que de no haberse escrito con “v” sino con “b”, seguramente, en lugar de la “l”, llevarían una “m” por el afán corrector de los académicos y a la larga lista de desmanes culturales se podrían añadir lugares como Berbinzana, Berbizana, Berbián, San Juan de Berbíquiz o el mismo Berbés de Vigo

Mucho más corriente es la forma “memb”, con cientos de ejemplos de aparentes membrillos, membrillas y membrillejos, pero también algún Membibre, Membrio, Castromembribre, Membibre de la Hoz en Segovia y Membribe (quizás la forma correcta) de La Sierra en Salamanca y el mismo nombre, Monte Membribe en La Alcarria y Membrio en Cáceres, que esperan en cola para ser estudiados desde el euskera.

[1] También en Italia (Bembo, Belbo, Rimembrance, Tete du Pelvas, Benvegnu, Berbenno, Verbania, Verbicaro, Vervio, Vervo …)   Marruecos (Sidi Belboul, Berbere…)   Túnez (Belbala, Berbia, Berbagua…)  Francia (Belbese, Belberaud, Belbeuf, Belval, Belvedere, Belves, Belbez, Belbeyre, Belvis, Belvoir, Belvitte, La Membrolle, Membrey, Rupembert, Col du Pelve, Mont Pelvoux, Pic du Pelvat, Benveau, Berbezit, Berbene, Verberie, Verbois, Vervins, La Vervialle, Vervant…) y Portugal (Benvende, Verba…)

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

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