Estos días que siguen a la muerte del Papa Francisco, una de las voces que más se oye en los informativos es la de “Camarlengo”, explicada a cada momento por los periodistas, como el cardenal que se ocupa de la administración del Vaticano, cuando “la sede está vacante”, esto es, cuando no hay Padre Santo o está limitado por salud u otros motivos.
Ahora, el Camarlengo es el irlandés K. Farrel que fue obispo de Dallas, pero, aunque ya llevamos diez siglos con camarlengo, es este nombre y su etimología lo que se trata en este ensayito.
Oficio conocido en los ámbitos de la liturgia, si se busca su etimología, apenas hay alguna referencia a la cámara (del latín vulgar “camâra” y ésta del latín “camêra”, cuarto abovedado) y a su relación con el franco “kamerling”, camarero o, vuelta al latín tardío “camarlingus”, oficial encargado de la cámara del tesoro.
A principios del XVII, Covarrubias ya lo recogía con la forma actual y como oficio supremo del palacio de Roma, pero nada mencionaba de su origen que -aparentemente- queda satisfecho con esa explicación “sistémica” que no nos suele valer a quienes buscamos algo más.
No hay otra posibilidad en bibliografía, ya que, como mucho se llega al “kämmer”, la cámara del alemán y a la desinencia “ling” del franco.
Pero en lo profundo está el euskera y sus explicaciones sencillas y conceptuales, porque esa cámara que dicen ser un “recinto abovedado”, es un producto de una tecnología avanzada de cúpulas y edificios magníficos, cuando cualquier etimología hay que buscarla -primero- en las formas precursoras de lo que luego resultó soberbio.
En este caso, las construcciones elementales, principalmente agropecuarias, solían disponer de una planta baja en la que se vivía y otra superior en la que se almacenaban productos, semillas u objetos que no eran de uso diario o continuo. Era un altillo al que se retiraba la escala y quedaba “relativamente seguro y tranquilo” (ver Camarote en Eukele.com).
Esos dos conceptos, elevado y tranquilo, se dicen en euskera, “gan” y “baræ”; “ganbara” que dio la cámara castellana, la latina y sus numerosos derivados.
Por otra parte, “lehen” en nuestra lengua, es el o lo primero (Lehendakari es el presidente, lehengusu es el primo hermano, etc.), así que, camarlengo es el primero de la cámara pontificia, el oficio supremo del Vaticano -que decía Esteban y que no hay que ir al franco a buscar orígenes, ya que los tenemos aquí mismo.