No sabemos cuantos años más se continuarán haciendo barriles de madera, porque la tecnología lleva un par de siglos al servicio exclusivo de la rentabilidad inmediata y esa disciplina implacable, así como retiró del ámbito de la competencia los magníficos pellejos empecinados para transportar y servir el vino y le llevó siglos, pero consiguió que las tinajas de barro, los verdaderos “barriles” se fueran olvidado, para dar -injustamente- su nombre a otra maravilla de treinta o cuarenta piezas ajustadas (el barril de madera) que tras algo más de un par de milenios, parece que se va a extinguir… dejando de nuevo aquel y este nombre para los metálicos e indestructibles barriles de cerveza.
Con el barril, barrica o tonel de madera desaparecerán los nombres de los elementos que los forman y los verbos y útiles del proceso de corte, curvado, ajuste, cocido y montado, así que antes de que llegue el olvido, se va a analizar una de sus piezas clave, la “duela”.
Los sabios van dando rebotes del francés al latín y de este al griego, así, sentencian que duela es un diminutivo del francés “douve”, a partir del griego “dokhe” (recipiente), llegando a sugerir que también pudiera ser que un gusano parásito del intestino de los corderos o una planta de los pantanos (en latín, “dolva”) torcida como las duelas, pudiera haber dado su nombre a las tablas que forman el cuerpo del barril.
La cultura incompleta hace estragos y la hipercultura, muchos más, así que es obligado preguntarse porqué estos gestores del conocimiento no echan un vistazo al Euskera…
En esta lengua, “du-dui” es la esencia del ajuste, “du” en singular y “dui” en plural, cuando son varios los elementos a ajustar, así que “dui ena”, donde el sufijo es un genitivo universal vasco, es una frase en la que el objeto son los elementos ajustados. La absorción de la “i” por la “e” en el diptongo y la evolución de la palatal “n” a “l”, muy frecuente, dejó una voz tan breve como contundente, “duela” con su semántica incontestable, que arrincona las búsquedas sin tino y las afirmaciones absurdas, como que es un diminutivo…
¿Diminutivo de qué?, las duelas son unas tablas recias, grandes y pesadas y en si mismas no son un recipiente, como un ladrillo no es una casa.
En el dialecto de Bizkaia, aún se llama “dubel” a los grandes barriles y el mismo tonel que los obsesivos buscadores en el latín plantean (no sin titubeos) que derivaría del latín tardío “tunna” (no existe en latín clásico) y que juran que es de origen galo, está conceptualmente mucho más cerca del Euskera “tun”, amontonamiento, concentración, acopio…, ejercicio que es muy probable que tuviera sus inicios en los canastos, recipientes de caña para materiales granulares, pero que muy pronto se mejorarían instalando en su interior forros de piel cosida que los transformaron en impermeables: Los primeros toneles que harían tanto de cajones como de baldes o cubetas.
En cuanto a la dovela, la piedra central que cierra y es “clave” en arcos y bóvedas, su “dob” es la sonorización de “top”, punto superior y “ena”, como antes, la correspondiente, la piedra primorosamente tallada para el punto superior que hacía monolítico el arco y cuyo nombre, con el refinamiento de la construcción se extendió a todas las piezas talladas.
Su significado, que corresponde a lo más alto, dando en “dob ela” y su corrección cultista a “dovela”.