Gallegos, catalanes, corsos, franceses e italianos no lo usan tanto como nosotros y saben lo que es un petardo, un poco de pólvora envuelta en cartón que deflagra[1]. Hasta ahí, bien.
Las sospechas comienzan cuando en un país de petarderos, donde las fiestas -casi todas- exigen pólvora y jolgorio, nuestros sabios y con ellos casi todos los demás se van a la calmosa Francia a buscar el origen de la palabra, donde lo relacionan con el pedo que en francés suena “piti” y -así-, se van copiando unos a otros y aquel idioma que en fecha más temprana haya registrado la voz por escrito, se queda con su propiedad hasta que alguien pueda ofrecer una prueba semejante que anule a la anterior.
En este caso, Francia.
Es difícil encontrarla escrita en vascuence, pero hay otros tipos de memorias que pueden ayudar a construir otra explicación.
En este proceso de búsqueda hay que darse prisa, porque la maquinización y normalización del agro está haciendo desaparecer a gran velocidad la memoria de detalles como este:
Antiguamente, hecha la vendimia, no solo era frecuente que quedaran algunos pequeños racimos olvidados o difíciles de colectar que -si coincidía una buena otoñada-, podían madurar sus uvas rubias hinchadas como balones, que los niños llamábamos “putxe”[2], uvas gordas y escasas que eran dulcísimas y que si no eran retiradas acababan explotando y ensuciando a quien estuviera cerca.
A la uva, en el actual euskera se le llama “mahatz”, pero hay una sospecha bien soportada de que esto se refiere no a la uva aislada, al grano, sino al racimo y que el nombre de aquella se ha olvidado excepto en su producto más noble, el vino o “arda u”, donde “ard” es el grano elemental y “u” el agua o zumo que atesora. Así, “pet[3] ard a” y “pet ard o”, serían respectivamente uva que revienta y gran uva que revienta. Yo nunca he llegado a oír el reventón de una uva (me las he comido antes), pero un anciano me contó hace ya mucho, que esas explosiones le habían sobresaltado más de una vez sacándole de una dulce siesta bajo la parra, amén de ponerle los pelos pegajosos de zumo…
Imagen de racimo tardío con uvas irregulares y algunos futuros “petardos”.
Petardo es, por tanto, la inocente explosión de un fruto maduro, un suceso que la maquinización del campo, las prisas y la forma de vida actual han borrado de entre los posibles sucesos naturales.
Luego, cuando la pólvora se aplicó a la diversión, los pequeños paquetes de pólvora contenida en trapos o papel prieto colgando de una mecha que reventaban al acercarles una brasa, se llamó como la uva explotona: Petardo… sin embargo, en todas partes se habla del pedo.
¡Será que es más gracioso!.
[1] Ojo, deflagración es algo muy distinto a explosión y a detonación, aunque también hace pupa…
[2] Relacionado con inflado, tenso.
[3] “Pet” es destrozar, reventar…