Agricultura Caza y Pesca Euskera Geografía Geología Prehistoria Toponimia

Vizcainos?

Este término ya no se usa tanto como antaño, pero aún así casi todo el mundo sabe que hace cuatro siglos Cervantes hablaba de vizcaínos y que este gentilicio se refería a nativos de una Bizkaia más amplia que la actual. Quizás de ahí los eruditos del siglo XIX se lanzaron a airear que algunas localidades españolas llamadas así, debían su nombre a que, tras la reconquista, fueron repobladas por labriegos vascongados.

La teoría era agradable y a raíz de ahí la repitieron necios y sabios como se repetían otras bellas especulaciones hasta hacerlas imprescindibles en cualquier culturilla que se preciara. Algunos fuimos educados en la desconfianza de la erudición y con el tiempo, con las nuevas técnicas, materiales e informaciones disponibles, podemos argumentar que -en general- no era cierto aquello de las repoblaciones masivas y los topónimos que las reflejaban, sino que había detrás una gran carga histórica (mejor, prehistórica) por desentrañar.

En esta ceremonia de milenios y de variados intereses y pasiones, ha jugado un papel distractor muy importante la inexistencia de un sistema de signos adecuado y estable para representar la fonología de los lugares, así que lo recogido en crónicas, citas y tratados tanto propios como extranjeros, ha de ser sometido a un imaginativo programa de “homogeneización” si lo que se trata es de hacer un análisis científico basado en cientos de nombres y no lo que ha sido habitual entre los santones de la onomástica: Coger un nombre de lugar y afeitarlo o emplumarlo para que se pareciera más a algún antropónimo o hagiónimo que sonara.

Pues bien; puesto que ahora es posible saber con un solo “toque de tecla” y en unos segundos, cuantos nombres de lugar hay en un territorio que se parezcan a tal o cual, póngase “vizcaínos” para cosechar lo no imaginado y después, en semanas o meses desentrañar los misterios que cientos, sino miles de voces desordenadas que hayan surgido, nos delaten; así, he buscado denodadamente en el ámbito español, los que contengan los siguientes lexemas que pudieran haberse usado para reproducir el “bisk” muy estable del euskera, con el que se designa a las lomas o promontorios alargados: “vizc”, “vizq”, “vezc”, “vezq”, “vesc”, “bezk”, “visc”, “bisk” “bizc”, “bizq”, “bizk”, “bisc”, “uisc”, “misc”, “gisc” y “guisc”, encontrando nombres en todos menos uno; nombres que superan los setecientos lugares, siendo el más contenido, “vizc”, con 209 casos, seguido por “visc”, “bizk”, “bizc” y “bisc”…

El que no tiene representación es “vezc”.

Esta abundancia no es casualidad y entre los sesgos que denuncia un estudio concienzudo, el primero es el de la aplicación ortográfica e ideológica por los sucesivos regímenes culturales y políticos. Luego hay otros debidos al exceso o carencia de información o conocimiento, modas y mil fricciones que se aprenden a conocer tras analizar miles de nombres y que en este caso, para quienes no quieran llegar al final, se acaba concluyendo que la mayor parte de los nombres analizados con todas esas variantes, apoyan la tesis tradicional en que se está describiendo la fisiografía más destacada de cada ámbito y se refiere a lomas y crestas mas o menos abruptas y con personalidad diferenciada.

El titular de hoy era “vizcaíno” y entre casi mil lugares de fonología parecida, no hay poblaciones de entidad con este nombre; apenas una aldeíta en la Sierra de La Demanda o, mejor, en la sub sierra de La Mencilla de Burgos, caserío llamado “Vizcaínos”, lugar que los cronistas aseguran que es un “malentendido”, porque inicialmente se llamó “Bescafinos” y que los locales prefieren el de “Vizcafredos”; lío nada raro cuando la pasión supera a la razón.

Lo cierto es que entre el millón y medio de topónimos que dispongo, no hay uno solo que se parezca a “Bescafinos” ni a “Vizcafredos”, lo que hace tdesmoronarse al deseo de los hipercultos locales, en tanto que ya se ha citado cuantos se acercan a “vizca…” y formas semejantes.

En el mismo término, la Fuente Vezquina ( posiblemente, antes “ueskina”), nombre que en sonido no solo es similar a “Huesca”, hidrónimo contrastado, sino muy cercano a “vizcaína” y que habla a favor de que el entorno en que se comenzó a edificar la aldea pudo tener nombres de ese tipo, el más familiar de los cuales adoptó la aldea como matriz, lo que conforma el procedimiento más común para denominar a los lugares.

Aunque se aporten datos del poblamiento de Vizcaínos desde Sangüesa y esa certeza pueda haber influido en que los locales o sus gestores comarcales renegaran del nombre de vizcaínos, esas repoblaciones, siendo ciertas, no tenían sino una dimensión complementaria, un aporte de nuevos vecinos para una explotación mejor de los recursos y una animación social en lugares que ya tenían nombre y eran explotados.

Viajando al Sur, donde La Mancha comienza a mandar sus aguas hacia el Guadalquivir, hay un ámbito montaraz de más de 2.000 hectáreas sin poblamiento alguno en un radio de dos leguas, en el que se repiten los términos El Vizcaíno y Arroyo del Vizcaíno.

No solo hay vizcaínos, sino Vizcaínas, como en los ásperos Montes de Málaga; Cabezos del Vizcaíno en Almería…

Caneiro (variante de “ganei”, los altos) del Vizcaíno, en Sanabria, casi a 1900 metros…

Otros indicios muy repartidos como El Canto del Vizcaíno en el borde del páramo sobre Palencia ciudad, como más de otros 90 casos a estudiar en las mesetas, casi siempre en bordes de muelas.

Entre las áreas ásperas de España, hay un lugar donde Albacete se estrecha para crear un mosaico con Jaén, Granada, Almería y Murcia, encrucijada que -quizás- esconda otra clave del significado de “vizcaíno” en los cerros y muelas donde las aguas que escapan al Segura titubean si ir al Sur o al Levante, se encuentran los cerros (o bordes abruptos) de Vizcaínos de Abajo y de Arriba. Mapas siguientes.

 

Morfología de lomas (“bizk” en euskera) que en lugares como Vizcota (“bizk  kota”) en pleno Javalambre, además de la loma, es patente la planicie cacuminal o “kota” que llaman Muela Catalana. Mapa siguiente.

O varios lugares en que Vizcaíno coincide con roquedos o crestas verticales destacadas, como en el Collado Vizcaíno de Almería, que es un referente para la orientación en la aproximación al aeropuerto o El Rabo de los Vizcaínos sobre el Cabriel, donde a “bizk”, loma, se le añade el frecuente “gain”, área superior.

En la Cuenca oriental tocando a Rincón de Ademuz, está la Loma de Vizcarra, nombre que a nadie extrañaría encontrar en Navarra y es que -a veces- los nombres se conservan sin alteraciones milenios después de haberse olvidado la lengua que los describió. No hay duda de que “bizk arra” dice loma desgarrada.

En La Bañeza, Vizcaíno, falda de un cerro, en Navarrete, ladera; Vizcaína, en Cadreita un regadío.

En Pulpí, varias menciones a Vizcaínos, seguramente se refiere a los malpaíses que contornean el fértil valle.

En la frontera entre Granada y Almería hay una concentración con la Loma y la Rambla de la Vizcaína, que se repite en Las Palmas con Lomo de la Vizcaína.

En Tenerife, Roque y Punta del Vizcaíno

En la Sierra de Bobia, occidente asturiano, aparece en sendas ocasiones “misk” (Peña del Ramiscal y Peña Musqueirón) en referencia a una cresta vertical, un muro de casi dos kilómetros que se repite en Orense y Zamora.

Altet del Viscayo en el Maigmó, montaña de Alicante, Bizquirri para una lomita ridícula en el Condado de Treviño, más de un ciento de variantes como Bizkai, Bizkar, Bizkardi,  Bizkargain, Bizkarrape, Bizkarrondo, Larrabizka, Orbizkar o Zelaibizkarra en el País Vasco y Navarra, con evidente relación con lomas, cimas largas y pliegues.

La forma “biscar” se prodiga hacia el Nordeste con lugares como Biscarri, Biscaí, Cabiscol, Biscorn…, que también asoman en la Sierra Calderona de Valencia, siempre, con presencia de crestas arriscadas, pero que también llegan a Baleares, como esta loma y “Pedrera des Biscains”. Donde el frente de cantera ha desdibujado la loma apuntada que le dio nombre. Imágenes siguientes.

En Francia, un país con tan solo dos otres entornos montañosos o de morfología “movida”, son mucho más escasos los nombres que anuncian lomas esbeltas; el monte Biscarre entre Cannes y Marsella y la duna de Biscarrosse (“bizk arro eze”, la loma floja y saturada) son los más conocidos.

Tampoco faltan en Portugal lugares con nombre que recuerde a Bizkaia; cerca de Sintra está la aldea de Biscaia, famosa por sus acantilados y cerca de Lisboa, la parroquia de Biscainho, lugar donde sus habitantes porfían por determinar si el nombre vino de unas abejas vizcaínas o de un rico vizcaíno que le dio por asentarse allí. En la imagen siguiente se ve la loma redondeada de Biscainho destacando en la llanura del Sorraia- Tajo.

 

Como epílogo, lo dicho al principio; no hay argumentos para relacionar nombres parecidos a “vizcaínos” con repoblamientos masivos, sino con formas destacadas de la corteza terrestre, lomas, bordes de las mismas y crestas.

Sobre el autor

Javier Goitia Blanco

Javier Goitia Blanco. Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Geógrafo. Máster en Cuaternario.

3 Comments

  • En el macizo occidental de picos hay un “llano de los vizcaínos”, en el sitio menos llano que te puedas imaginar… en la mecedura del Pelabarda con la Beyera y a los pies del monte de Pome.
    Por cierto, me gustaría preguntarte por la voz “beyo” tan arraigada en Asturias y sus derivaciones abeya, abeyon, beyera…
    Un saludo!!

Deja un comentario

El tamaño máximo de subida de archivos: 10 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.